El jurado popular que desde el lunes ha juzgado el crimen del Secar de la Real declaró culpable ayer a primeras horas de la tarde a Juan R.T., de 46 años, de un delito de homicidio por matar de dos puñaladas a un joven, Esteban Gallego Bertoni, de 24 años, en una antigua 'possessió' mallorquina abandonada en la que ambos residían en la carretera de Establiments a finales de marzo de 2015. El tribunal popular emitió su veredicto de culpabilidad ayer pasadas las dos y media de la tarde en la Audiencia de Palma.

El acusado, español que actualmente está encarcelado, confesó el crimen el lunes y aceptó una pena de diez años de prisión. El sospechoso reconoció ante la sala que la madrugada del 27 de marzo de 2015 discutió con la víctima y le asestó una cuchillada en el tórax, que le hizo caer al suelo, y una vez allí le propinó una segunda puñalada en el cuello. Según indicó, esa noche se había bebido "una botella de whisky" y aseguró que era adicto al alcohol. La fiscal y el abogado defensor alcanzaron un acuerdo y apreciaron que el homicida tenía sus capacidades intelectivas y volitivas mermadas por el alcohol.

Juan R. T., junto a su abogado, en un momento del juicio.

El forense que participó en el levantamiento del cadáver del joven Esteban Gallego Bertoni confirmó ayer en la segunda sesión del juicio que la víctima fue degollada. El facultativo recordó que el fallecido presentaba una herida torácica producida por un arma blanca y otra herida muy importante en el cuello. Según su versión, esta última lesión era de degüello. "Le cortaba todo el cuello", precisó. El especialista detalló que la herida era en toda la extensión del cuello hasta las vértebras: "Seccionaba todas las estructuras vitales de esa zona cervical". El perjudicado sufrió una hemorragia masiva en el intestino y murió por la destrucción de centros vitales cervicales y torácicos.

Los forenses dataron el fallecimiento del joven entre las cuatro y las cinco de la madrugada del 27 de marzo de 2015. Sin embargo, el crimen se descubrió horas después, por la tarde, cuando unos testigos interceptaron a un policía local y le explicaron lo ocurrido.

Policías inspeccionando el lugar en el que se cometió el crimen.

La fiscal, en sus informes, pidió ayer al jurado un veredicto de culpabilidad al mantener que se trató de un crimen por venganza, ya que tiempo antes la víctima había agredido al sospechoso y le había causado heridas sangrantes en la cabeza cerca del aparcamiento del centro Ocimax, en Palma. Así, la madrugada del 27 de marzo de 2015, Juan R.T. discutió con el joven por el resentimiento que tenía y acabó acuchillándole en el tórax y el cuello. Luego, limpió el cuchillo, trasladó el cuerpo en un carrito de la compra, lo tapó con un plástico y le quitó su teléfono móvil, según el ministerio público.

Ayer se escucharon las llamadas telefónicas que el acusado realizó, horas después del crimen, a la Guardia Civil y al 112 en las que aseguraba que había matado a una persona e indicaba que se encontraba mal y que quería suicidarse. El hombre se hallaba ebrio. Ayer guardó silencio en el turno de la última palabra. El jurado poco después le declaró culpable.