La Audiencia de Palma ha condenado a un hombre a ocho años de prisión por robar y pegar fuego a dos apartamentos en El Toro, en Calvià, en noviembre de 2014. La sección primera le ha impuesto una pena de seis años de cárcel por un delito de incendio en su modalidad atenuada al considerar que, pese a que existió peligro para la vida e integridad de los ocupantes de las casas superiores por la importante carga de fuego, el humo denso y la altura de las llamas, este fue "de entidad menor". Además, el tribunal ha añadido otra pena de dos años por un delito continuado de robo con fuerza en casa habitada, ya que el varón se apoderó de varios efectos en los dos pisos quemados.

La sala ha apreciado la circunstancia atenuante de reparación del daño después de que el procesado, español de 37 años y vecino del mismo edificio siniestrado, abonara 30.000 euros. Al sospechoso le han prohibido aproximarse y comunicarse con la dueña de los dos apartamentos incendiados, una mujer mayor inglesa, durante diez años. La sentencia, que no es firme, destaca la gravedad de los hechos cometidos y la peligrosidad del acusado, "que se desprende de lo desproporcionado y arbitrario de su actuación". También detalla que la perjudicada, a raíz de todo lo vivido, está afectada psicológicamente.

En vía de responsabilidad civil, la Audiencia ha fijado una indemnización para la propietaria de los dos pisos calcinados de 10.700 euros por el daño moral y los efectos sustraídos. A otro dueño de otra vivienda colindante, el acusado tendrá que pagarle 2.716 euros por los daños ocasionados, mientras que la compensación a dos compañías aseguradoras asciende a 127.000 euros. Por último, también tendrá que indemnizar a cinco agentes, cuatro guardias civiles y un policía local de Calvià, con cantidades de entre 500 y 64 euros, ya que todos ellos resultaron intoxicados por inhalación de humo durante las tareas de extinción y rescate.

El incendio obligó a desalojar en plena noche a los vecinos de tres plantas y las llamas alcanzaron una altura de entre siete y ocho metros. El acusado informó a los agentes falsamente de que dentro de uno de los apartamentos se podía encontrar una señora de avanzada edad, por lo que los guardias accedieron al domicilio para intentar auxiliar a la supuesta moradora y entonces se intoxicaron con el humo acumulado.

Según se declara probado en la sentencia, los hechos ocurrieron el pasado 25 de noviembre de 2014, sobre la una menos diez minutos de la madrugada, cuando el procesado, con la intención de obtener un ilícito beneficio económico y menoscabar los bienes ajenos, accedió desde la terraza del piso 902 en el que vivía hacia el balcón del apartamento 903, propiedad de una mujer mayor inglesa, en El Toro. Tras romper la puerta de la terraza, se introdujo en la vivienda vacía de su vecina y revolvió y rebuscó hasta apropiarse de un destornillador, un taladro, un microondas, un bolso y unas gafas de sol. Acto seguido, pegó fuego a la casa mediante tres focos, uno en el salón y dos en una habitación.

Luego, el acusado accedió al apartamento contiguo 904, de la misma dueña y también vacío, y se apoderó de una figura plateada y un cargador de móvil que encontró en su interior. De nuevo, incendió el inmueble mediante cuatro focos distintos, dos en sendas camas en un dormitorio y dos en el salón. Por último, el sospechoso, a través de unos agujeros en una pared medianera, se adentró en la terraza del piso 905, propiedad de un extranjero. Allí trató de romper el cristal de la puerta de la terraza, pero no lo consiguió, si bien causó daños materiales.

La Guardia Civil, con posterioridad a estos hechos, registró la vivienda del procesado donde se incautó de varios de los efectos sustraídos.

Las llamas del incendio que provocó alcanzaron entre siete y ocho metros y llegaron a las terrazas de las dos plantas superiores del edificio. Por ello, fueron evacuados los moradores de tres plantas ante el posible riesgo para su integridad física. Como consecuencia del fuego, acudieron varios agentes a los que el acusado les informó, falsamente y con conocimiento de dicha falsedad, de que una anciana podía estar dentro de uno de los pisos en llamas, por lo que los guardias se adentraron en el inmueble vacío y resultaron intoxicados por inhalación de humo. La sala no tiene ninguna duda de su responsabilidad por los múltiples indicios.