Un acusado de robar y pegar fuego a dos apartamentos en El Toro, en Calvià, en noviembre de 2014 negó ayer los cargos ante la Audiencia de Palma en el primer día de juicio. El sospechoso, de 37 años, que permanece encarcelado desde mayo de 2015, era un vecino de la finca siniestrada. Vivía en la novena planta, donde se originaron las llamas. Ayer rechazó ser el autor del fuego y haber sustraído varios objetos en los pisos quemados. "Yo no sé forzar puertas ni casas, no tengo antecedentes por robo, tengo un buen trabajo, gano dinero, no necesito robar", recalcó ante el tribunal de la sección primera.

"Jamás he robado nada en la vida. ¿Para qué voy a robar un destornillador?", insistió. El fiscal reclama para él una condena de 18 años y medio de prisión por presuntamente causar un voraz incendio con riesgo para las personas en el que fue necesario desa-alojar tres plantas del edificio. Unos 40 vecinos fueron evacuados entre gritos de auxilio y cinco agentes, cuatro guardias civiles y un policía local de Calvià, resultaron intoxicados por inhalación de humo.

Dos guardias civiles indicaron ayer que los bomberos les informaron de que el fuego había sido intencionado. Incluso, detectaron varios focos del incendio en los dos apartamentos siniestrados.

La dueña de las dos viviendas quemadas, una mujer mayor inglesa, que en la fecha de los hechos, durante la madrugada del 25 de noviembre de 2014, se hallaba en su país explicó que los daños fueron cuantiosos. "Fueron unos daños espantosos. Primero pensé que había sido por un avería eléctrica. Nunca pensé que alguien podría hacer tal cosa. No quedó nada dentro de los apartamentos. El fuego fundió todo el mobiliario. Todo desapareció", detalló ayer entre lágrimas. "Recuerdos familiares que se quemaron y que no puedo sustituirlos. El incendio me afectó mucho. Ya no soy la misma persona. Estoy en terapia. Buena parte del año vivíamos en Inglaterra, pero nuestro corazón estaba en El Toro", agregó muy afectada.

La perjudicada reconoció que los objetos que halló la Guardia Civil en casa del sospechoso eran suyos: un microondas viejo, un destornillador y un taladro. También le desaparecieron todas sus joyas, pero no lo denunció. La mujer, que rompió a llorar al salir de la sala, aseguró que era fácil saber si ella estaba o no esa noche en casa.

Según su versión, no tenía ninguna relación con el vecino acusado. Apenas hablaba con él. "Una vez me acusó de haber estado alimentando a su perro. Yo acababa de llegar de viaje. Le enseñé la maleta. Le dije que no sabía nada. Él estaba como enfadado".

El imputado apuntó que mantenía buena relación con los vecinos y con la víctima no tenía mucho contacto. Recordó que una vez les preguntó si le habían dado de comer a su perro, al encontrar restos de alimentos en su terraza.

Saltó a su balcón

"Lo único que hice esa noche fue acceder a la terraza de mi vecina para avisarla porque pensaba que ella estaba dentro", destacó el hombre. Según su versión, era de noche y estaba en su casa cuando se percató de que se había declarado un fuego en el apartamento de al lado, de la señora mayor inglesa. Al haber escuchado ruidos minutos antes, creía que la vecina estaba dentro. Primero, pensó que se trataba de un pequeño accidente doméstico. Además, su perro estaba visiblemente nervioso. El acusado gritó el nombre de la mujer y, al no obtener respuesta y ver que había mucho humo, saltó hacia su terraza. Nadie le contestó. Por ello, cruzó a la terraza del segundo piso y finalmente llegó a un tercer apartamento, donde pidió ayuda a gritos. Como nadie respondía, dio vuelta atrás hacia su vivienda y trató de llamar por teléfono a los bomberos y la policía, pero el aparato se le bloqueó.

Luego, cogió un extintor y trató de golpear la cerradura de la puerta de su vecina para rescatarla pensando que ella estaba dentro, pero en esos momentos llegó un agente y le explicó que creía que una mujer estaba en el interior del apartamento, según relató ayer. Al día siguiente, el hombre cruzó otra vez a casa de su vecina para comprobar si había daños estructurales en la terraza. En un tejadillo encontró un microondas y otros efectos viejos. Según dijo, cogió esos artículos para devolvérselos a la dueña del piso.