­El espeluznante crimen de Diego G.R., de 38 años, a su hermano de 31 causó una profunda consternación en el Obispado de Mallorca. De hecho, el asesino confeso impartía clases de religión en un colegio de Cas Capiscol y en Porreres.

"Nos ha sorprendido muchísimo. Estamos consternados", reconocen desde el Obispado mallorquín. Hasta que se conoció el asesinato fratricida, nada les había hecho presagiar que pudiera comportarse de una manera tan atroz. "Nunca habíamos tenido ninguna queja sobre él", precisan desde la institución religiosa.

Aunque Diego era un profesor más incluido en el censo de la Conselleria de Educación, contaba con el visto bueno del Obispado de Mallorca para proponerlo para que impartiera clases de religión. Para ello acreditaba tres años más de estudios de Ciencias Religiosas que le perfilaban como un educador idóneo.

La conmoción no quedó circunscrita a la institución religiosa. También impactó sobremanera en el colegio San Agustín de Palma. Allí habían estudiado Diego, Víctor y otro hermano.

"Diego no era una persona que destacara especialmente por nada en el colegio. Ni en un sentido ni en otro", apuntó un compañero de promoción en declaraciones a DIARIO de MALLORCA. Su hermano menor, Víctor, tenía un perfil más anodino aún si cabe durante su paso por el centro escolar.

El expediente académico de Diego le hizo superar las asignaturas con facilidad sin llegar a ser especialmente brillante en ninguna de ellas. Víctor tuvo más dificultades en superar los cursos.

Con el paso de los años, esta diferencia en los estudios quedó en evidencia. Diego prosiguió hasta acabar magisterio. Por el contrario, Víctor prefería no estudiar y acabó trabajando de vigilante de seguridad en un aparcamiento subterráneo de Palma.

Diego trató de aprovechar esta falta de carisma de su hermano menor para evitar que nadie le echara de menos en el trabajo. "Se va a dar de baja de forma voluntaria", hizo saber para aplacar una supuesta preocupación por su ausencia en el puesto. El ardid no fue a más. Antes de que esto ocurriera, el profesor se autoinculpó del asesinato de su hermano.