El marroquí que supuestamente violó y acuchilló a la joven británica en Magaluf se enfrenta a una pena de 23 años de prisión. La fiscalía le acusa de un delito de agresión sexual y otro de intento de asesinato con alevosía. El sospechoso confesó los hechos tras su detención, pero alegó que iba muy borracho y drogado.

La Guardia Civil se volcó durante tres años en su captura. Los agentes bautizaron las pesquisas como ´Operación Anguila´ por lo escurridizo que les resultaba el violador. El acusado trabajaba en verano como camarero en un bar de Magaluf y en la temporada baja se trasladaba a Canarias, lo que dificultó su identificación. Su perfil genético coincide además con otra agresión sexual cometida en 2010 en Punta Ballena, por la que tiene otra causa abierta en un juzgado de instrucción.