Jorge el pediatra | La última cena...

Un guardia civil realiza la maniobra a un niño. | ARCHIVO

Un guardia civil realiza la maniobra a un niño. | ARCHIVO / por Jorge Muñoz

La verdad es que no sabía muy bien cómo llamar al artículo de hoy, y , por las fechas tan especiales de Semana Santa, me he venido arriba con el título, La última cena.

Realmente podría ser el último desayuno, la última comida, la última merienda… Hablemos de una maniobra que, siendo sencilla, puede salvar a mucha gente, sin necesidad de conocimientos médicos, estoy hablando de la popular maniobra de Heimlich.

Probablemente la conozcáis en adultos, tanto si la conocéis como si no os la voy a recordar. ¿Cuándo de utiliza? Cuando veamos a alguna persona que se esté ahogando por atragantamiento, en mi caso la he utilizado en cuatro ocasiones. No hace falta decir que son miles de personas en el mundo las que fallecen por atragantamiento a diario. ¿Qué debemos hacer? Colocarnos detrás de la persona en cuestión y colocar una mano cerrada a modo de puño, en la boca del estómago, debajo del esternón, y colocar la otra mano sobre el puño, abrazándola por atrás, para que me entendáis. En esa situación, apretamos con todas nuestras fuerzas hacia adentro y arriba, en diagonal, sin miedo, no vais a producir ninguna lesión , todo lo contrario, evitareis la muerte de esa persona, y repetidlo varias veces, no suele salir tras el primer empujón. A veces no es sencillo hacerlo si el accidentado está sentado en la silla y puede ser más cómodo semi sentarlo en el suelo. En ocasiones me han preguntado, «¿y cómo sabes que se está ahogando?». La mirada de la persona que se está ahogando no se olvida, con esa mirada está pidiendo ayuda, no pueden hablar, la conjuntiva (zona blanca del ojo) se enrojece, así como toda la cara, y se dejan ayudar, digamos que se rinden para que le ayudes.

Esto en cuanto a adultos, pero, ¿qué sucede con los más pequeños? La maniobra varía algo. A partir de los 8-10 meses de edad los peques tienen la costumbre de meterse cosas a la boca, monedas por ejemplo, o trozos de comida más grandes de lo que le corresponde. Cuando son menores de 15 meses, aproximadamente, dependiendo del tamaño del bebé, lo colocaremos boca abajo sobre nuestro antebrazo, inclinando el antebrazo hacia abajo, y con la palma de la otra mano sacudimos, sin miedo, la espalda del peque, varias veces hasta que el objeto salga, y os puedo asegurar que termina saliendo. Si el niño tiene cerca de 2 años, o más, es más cómodo subirlo de pie a una silla, y abrazarlo por atrás, del mismo modo que hacemos la maniobra en los adultos, puño en la boca del estómago y la otra mano sobre el puño, y apretar fuerte varias veces, igual que en el adulto. Si no hay sillas, lo podemos sentar en el suelo, y , nosotros, de rodillas, por atrás, realizar la maniobra.

Cuando expulsan lo que fuera que tenían en la garganta, entran en una especie de estado de shock, muy breve, donde es conveniente hablarles tranquilos, «respira despacio», «ya estás bien», «bebe un poco de agua, despacito…».

En caso de que tú seas la persona que se atraganta, y no haya ni Blas alrededor tuyo, también te puedes hacer la maniobra tú solo. Recuerdo un amigo al que le pasó esto cuando paró en la carretera, en el medio de la nada, y salió del coche con un puñado de chufas… se le hizo bola, y no le entraba el aire. Lo que hizo fue retirarse unos metros hacia atrás y lanzarse con sus últimas fuerzas sobre el capó del coche, apuntando hacia la boca del estómago, viendo con extrema felicidad como esa bola de chufas volaba por encima del vehículo. Si te sucede en casa, lánzate sobre el borde de una mesa, e intenta hacerlo a la primera…

Bueno familias, os deseo muchísimas comidas y cenas sin atragantamientos. Feliz Semana Santa.

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