Los príncipes de Asturias han pagado a la Hacienda de Balears 3,3 millones de euros por el pago del correspondiente impuesto de sucesiones en relación con la herencia que les dejó el empresario menorquín Juan Ignacio Balada.

Los inmuebles que Balada dejó en herencia a los príncipes y a los ocho nietos de los reyes tienen un valor de 1,6 millones de euros, según la tasación realizada por la Hacienda Pública de Balears y un experto independiente, informó ayer la Casa Real.

La herencia de Balada, fallecido el 18 de noviembre de 2009, incluía varios bienes inmuebles de los que se desconocía hasta la fecha su valor real, tasado finalmente en 1.647.898, 64 euros.

Estos inmuebles se repartirán entre los príncipes y los nietos de los reyes. Los niños se quedarán con la vivienda de Balada, en la calle Lleida de Ciutadella. La intención de sus tutores es venderla "más adelante", mientras que la Fundación Hesperia que los príncipes crearon con su parte de la herencia será la propietaria del resto de los inmuebles.

Don Felipe aludió ayer, en el octavo aniversario de su boda con doña Letizia, al deber "compartido" de trabajar con ilusión y entrega al servicio de los españoles al que se unió la princesa el 22 de mayo de 2004, fecha en la que ambos asumieron un "compromiso personal e institucional".

El aniversario marcó la visita de los príncipes al centro de formación ocupacional Sagrada Familia de Málaga, donde ambos conocieron de primera mano un proyecto de formación ocupacional de Cáritas para jóvenes en situación vulnerable financiado con la colaboración de la Fundación Hesperia, de la que son presidentes de honor.

En su intervención, don Felipe defendió la importancia de la formación, ya que es "una de las claves para que nuestros jóvenes puedan acceder a un puesto de trabajo" y, en concreto, abogó por "fomentar y reconocer socialmente la formación profesional".

El príncipe dejó claro que "sin la solidaridad familiar y sin la muchas veces anónima, pero en todo caso extraordinaria tarea, de esas instituciones, la crisis económica sería muy distinta para miles de personas y sobre todo mucho más injusta".

También subrayó "la importancia que tiene para nuestro futuro común la lucha contra el abandono y el fracaso escolar, estimulando una cultura de estudio y esfuerzo; proteger a los niños y niñas en situación de vulnerabilidad familiar; fomentar y reconocer socialmente la formación profesional; ayudar a nuestros jóvenes a obtener un empleo o animarles a crear un pequeño negocio" y, sobre todo, "ayudar con investigación científica especialmente a los jóvenes que padecen alguna discapacidad física o psíquica".