­Como Pedro Almodóvar, Sebastián Pons (S´Alqueria Blanca, 1972) tiene muchas incondicionales a lo largo de todo el mundo. La última en caer rendida al talento del balear es, curiosamente, la misma que confesó hace unos días sus tremendas ganas de trabajar con el cineasta manchego: Susan Sarandon. La intérprete norteamericana es testigo de excepción del regreso del diseñador mallorquín a la moda. Y no es una vuelta cualquiera. Por la puerta grande, y aprovechando que la Gran Manzana es estos días capital del diseño, Pons se sube a la pasarela. Vogue ya le prepara un especial.

Ocho años alejado de los grandes focos son muchos, y más para una persona inquieta, creativa e inconformista como él. "Mallorca es mi refugio, mi casa... pero Nueva York es el centro de todo, es el lugar en el que mi trabajo cobra sentido", cuenta vía teléfono a DIARIO de MALLORCA el modisto isleño.

Su apartamento, en el National Art Club, en pleno centro de Manhattan, es un hervidero. A poco más de 24 horas para desvelar los secretos de su jardín -Secret Garden es el título su nueva colección- Sebastián Pons confiesa sus nervios. "Muchos, porque no siempre es fácil. Pero me he sentido tan bien acogido, he visto tanto cariño que el nudo en el estómago cada vez es más pequeño. Ahora espero no defraudar".

La idea del regreso rondaba por la cabeza del mallorquín desde este verano, cuando unos amigos neoyorquinos, socios de un célebre club social de ping pong, le visitaron en la isla. Entonces vieron los nuevos diseños de Pons y le dijeron: "Sebas, tú tienes que enseñar esto". No lo dudó. "Tan solo tenía unos cuantos vestidos hechos con hojas, algo muy natural", recuerda. De eso a lo que mañana viernes, a las 4 de la tarde (hora local) se verá en el Spin NYC, hay muchísimas jornadas de largo trabajo en el que no solo se reconoce la mano de Pons sino la de buena parte de su familia -madre, hermana y sobrina han cosido a destajo- y amigos como Vivian Caoba, que le acompaña en su reconquista americana. Pero sobre todo, hay mucho de Alexander McQueen, su mentor, su confesor, su maestro, del que se celebrará el sábado el segundo aniversario de su repentina muerte.

Emocionado, Sebastián Pons le dedica Secret Garden. El primer look que se suba a la pasarela lleva su nombre y su identidad. Aunque también algo de Dior y ese aire retro victoriano. "Es una colección muy vintage, del siglo XIX, con muchas chaquetas sastre y que mezcla el bullicio diario de Nueva York con lugares de refugio como Gramercy Park, un parque en pleno centro al que solo se puede acceder si se es vecino de la zona".

También hay mucho de Mallorca y de reciclaje: se han utilizado tejidos de los años 50-60 de viejas fábricas ya cerradas de Sabadell, de telas de algodón, lana inglesa, brocados y complementos de segunda mano de la Fundación Allen Graham, de Calvià, como zapatos, bolsos y joyería. En total, 14 estilismos de casual-couture para una mujer femenina, joven y urbana. "Se acabó eso de que la moda no sea para la vida diaria. Se trata de que el cliente se pueda poner una prenda de calidad para cualquier ocasión, no solo en los grandes eventos", explica Pons.

Rodeado de estrellas

Si para el mallorquín Nueva York supuso su trampolín al mundo del diseño, quizás la ciudad de los rascacielos suponga el salto musical internacional para Vivian Caoba. La vedette tendrá la oportunidad de mostrar todo su talento interpretativo en la fiesta posterior al desfile. "Si Sebastián está nervioso yo mucho más. No se canta todo los días para grandes estrellas de Hollywood". Y es como decíamos, Susan Sarandon, veraneante ocasional en Deià, admiradora de la cultura nacional y amante del tenis de mesa -es en su club donde tendrá lugar el desfile- ha confirmado su presencia al evento. Escuchará un pasodoble y también la Sibil·la. "Es necesario que todas las neoyorquinas conozcan este canto medieval. Cambiará sus vidas", apunta Caoba.

Esperaremos las crónicas de la prensa estadounidense.