Sa Llonja reabre sus puertas y lo hace con catorce llaüts que parecen haber anclado en un poético mar virtual, el de Fabrizio Plessi (Reggio Emilia, 1940), artista que suma veinte años ligado a Mallorca y toda una vida salpicado por el agua, el principal leitmotiv de su trabajo, siempre presente en sus instalaciones, películas, vídeos o performances.

La exposición, La luz del llaüt, se inaugurará oficialmente esta noche a las 22,30 horas –se podrá visitar hasta el 2 de octubre–, y supondrá la reapertura al público del edificio gótico de Guillem Sagrera, cerrado desde el año 2007 y elegido por el nuevo presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá, para jurar su cargo el pasado 18 de junio.

"Un acontecimiento tan relevante como era la finalización de las obras de restauración y la devolución a la ciudadanía de esta joya del gótico debía acompañarse de un proyecto artístico singular como es la instalación de Plessi", señaló ayer, en su primer acto como conseller de Cultura, Rafael Bosch, quien aseguró que la intención es que tras esta exposición se programen visitas guiadas para que todos los ciudadanos puedan disfrutar de los resultados de las obras de restauración.

"Feliz y emocionado", Fabrizio Plessi, "obsesionado" durante año y medio con este proyecto, confesó que "quería devolver a Mallorca lo que ella me ha dado acogiéndome como a un amigo", de ahí que considere esta exposición un "homenaje" a la isla. El artista recordó que encontrar los 14 llaüts, algunos "en lugares insospechados", supuso un "fatigoso y arduo" trabajo, pero con recompensa, porque, según indicó, hallarlos ha sido como "recuperar a una familia, a unos hijos".

Considerado uno de los grandes del vídeo arte, Plessi afronta con La luz del llaüt su primer trabajo en 40 años alejado de este lenguaje. "Un artista tiene el derecho y el deber de cambiar", aclaró. También explicó que concibe el llaüt como la metáfora perfecta de la vida, de un viaje lento y muy lejos. "La concienciación de la memoria histórica, del patrimonio, compete al artista", declaró un hombre para quien "el futuro necesita un corazón antiguo".

Plessi también tuvo palabras de agradecimiento para Louis Vuitton, para quien ha diseñado esta instalación. Su vicepresidente ejecutivo de Marketing y Comunicación, Pietro Beccari, destacó que las barcas representan "viaje, aventura, mar y vida", valores que también son de la marca.

Cada uno de los llaüts de la exposición, todos colocados del revés, contienen de 18 a 24 luces de neón azules. Catorce equipos de sonido invididuales reproducen el sonido del mar, acompañado con una melodía de Michael Nyman. "La barca es la metáfora del artista, que siempre va a lugares desconocidos, no homologados, siempre al límite del precipicio", insistió.

El llaüt se incorpora así al amplio repertorio artístico de barcas que Plessi inició con L´Arca dell´arte en 1998, en Viena, y que culminó con Mari Verticali en el Pabellón de Venecia recientemente inaugurada en la Bienal de Venecia.

La comisaria Pilar Ribal puso el acento en el rasgo "pictórico" de la exposición, "no solo por el color, también por la composición, con esa iluminación de claroscuros, barroca, muy a lo Caravaggio". Una luz, agregó el artista, que "te golpea y te desvela".