El mundo dirigió ayer noche su mirada al cielo. El eclipse total de luna, el más largo desde el año 2000 fue observado ayer por millones de personas. Científicos, expertos, aficionados y curiosos de las islas tampoco quisieron perderse este acontecimiento que no volverá a producirse hasta el año 2018.

Balears fue por su situación una de las regiones donde mejor se pudo contemplar el fenómeno. Aunque entre las 22.00 y las 22.30 una ligera concentración de nubes ocultó parcialmente el fenómeno, minutos después el cielo se abría y miles de mallorquines pudieron asistir a un eclipse que vivió su momento cumbre a las 22.14 horas. Menos suerte tuvieron en otros puntos de España: en el centro y norte de la península la frustración fue la nota dominante entre los ciudadanos que quisieron ver un eclipse oculto por las nubes, mientras que las Canarias y la costa mediterránea vivieron el fenómeno en su máximo esplendor.

El eclipse pudo apreciarse durante una hora y 40 minutos en todo el mundo, salvo en el centro y el norte de América. Durante ese periodo, los rayos de sol dejaron de iluminar el satélite de la tierra, que se oscureció y adquirió un color naranja o rojizo. Cada año se producen entre cuatro y siete eclipses, incluyendo los de sol y los de luna, y normalmente suelen ir acompañados, de forma que uno se produce transcurrido medio ciclo lunar después que el otro. En este caso, el eclipse de luna se produjo entre dos eclipses parciales de sol: el del pasado 1 de junio, que fue visible en el Este de Asia y en los extremos más septentrionales de Norteamérica y Europa, y el eclipse del próximo 1 de julio, que será visible desde el sur del Índico y la Antártida.

La NASA aprovechó la ocasión para recoger imágenes del fenómeno y datos con el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) que desde junio de 2009 envía información sobre el satélite a la Tierra. El Radiómetro Lunar Diviner registró la velocidad a la que se enfrían diez zonas lunares distintas.