El pasado viernes 24 de diciembre murió el historiador y sacerdote don José Orlandis Rovira. Orlandis nació en Palma el 29 de abril de 1918, en el sí de una familia mallorquina de alta alcurnia. Su infancia transcurrió en una época en que la sociedad estamental daba el último adiós a una forma de vida que había durado setecientos años en la Isla. En 1934 empezó sus estudios universitarios de Derecho. Como se solía hacer en aquella época, don José se preparó en Palma bajo la tutoría de don Josep Font y Arbós, para después presentarse como alumno libre a los exámenes de la Universidad de Valencia. La Guerra Civil le cogió de llenó en sus estudios y en ese ir y venir a Valencia. Uno de esos viajes sería decisivo en la vida de don José Orlandis. A finales del verano de 1939, Orlandis se encontraba en la capital levantina. Allí conoció a un joven sacerdote, Josemaría Escrivá de Balaguer, que unos años antes había fundado el Opus Dei. La fuerte impresión creada por ese encuentro con Escrivá, provocó que el joven mallorquín solicitase de inmediato su admisión en la Obra. En 1941 se doctoró en derecho por la Universidad de Madrid con la tesis La prenda como procedimiento coactivo en el derecho medieval. En 1942 se convirtió en catedrático de historia del derecho, en la Universidad de Murcia. En 1945 ocupó la cátedra de historia del derecho español, en la Universidad de Zaragoza. Ese mismo año se doctoro en derecho canónigo con la tesis Traditio corporis et animal. La familiaritas en los monasterios de la Alta Edad Media, por la Universidad Lateranense de Roma. Cuatro años después fue ordenado sacerdote. Entre 1960 y 1968 fue decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra.

Sería interminable realizar un ´iter´ completo de sus obras y méritos, entre ellos pueden destacar el de presidente de la Academia Aragonesa de Ciencias Sociales, presidente de la Sociedad Española de Estudios Monásticos, académico de la Academia Spoletina, en Italia. Ha publicado más de veinticinco libros y casi doscientos trabajos sobre temas históricos-jurídicos y religiosos. Es considerado un referente de primer orden en estudios de la España visigótica. En 1990, recibió la medalla de honor de la Fundación Singer-Polignac, una de las más distinguidas instituciones culturales de Francia.

En 1992, tras su jubilación, regreso a su ciudad natal. Según cuenta él mismo en sus memorias, "su" Palma ya no existía, pero enseguida supo adaptarse a la "nueva" ciudad. No tardó en frecuentar las tertulias más selectas y continuó su labor pastoral. En 1999, fue investido académico de honor de la Reial Academia Mallorquina d´Estudis Genealògics, Heràldics i Històrics, y en 2006 fue galardonado con el premio Ramon Llull.

Los que hemos tenido la suerte de tratarle estos últimos años hemos podido disfrutar de la compañía de un hombre sabio, humilde, bondadoso… jamás salió de su boca una palabra superflua o innecesaria. Escuchaba como un niño y hablaba como un patriarca de la Antigüedad. Cuando en cierta ocasión un joven le preguntó como había conseguido trabajar tanto, Orlandis le contestó: no he trabajado tanto, eso me lo dices porque me miras con buenos ojos, además siempre que algún proyecto me abandono en las manos de Dios y le digo –Ayúdame, pues este trabajo que hago es para ti-. Un hombre bueno ha llegado al Cielo. Descanse en paz.