Doscientas personas pendientes del cielo. Unos pájaros metálicos poco comunes vienen cruzando el firmamento del Festival Park. Vuelan. Lo hacen para celebrar el centenario de la aviación en Mallorca.

El carrusel aéreo, el último acto del aniversario organizado por la Fundación Aeronàutica Mallorquina, arrancó ayer a las 19 horas. El primer valiente que salía de Son Bonet era el ultraligero Starduster. El público aún estaba frío de emociones, a pesar de que el sol se precipitara sobre el aparcamiento del centro comercial. Le siguió un autogiro, un modelo similar a un helicóptero, inventado por Juan de la Cierva. Familias, parejas y fanáticos de la aviación –todos con cámaras– ocupaban el aparcamiento trasero del Festival Park, una estepa sin coches.

Para los despistados que habían ido a pasar un día de asueto al centro comercial, dos altavoces ponían al día de la efeméride. Justo el 28 de junio de 1910 Julien Mamet protagonizó el primer vuelo en la isla. Su Blériot XI fue la primera aeronave en el cielo mallorquín. La aviación en el resto del mundo tenía menos de siete años.

Un bonito bimotor vuela bajito, el piloto saluda, le responde el respetable. Es un Diamond 42 fabricado en Austria, ligero y de motor diésel. Pausa.

Es el turno de los monomotores, que van a alzar el vuelo. El Jack 52 de Eduardo Nadal, fabricado en la antigua URSS, es ideal para acrobacias, aunque la demostración de ayer no buscaba la gimnasia aérea. Rojo, imponente, fabricado en 1984, era el ave tecnológica más antigua de la demostración de ayer. Le siguieron en el camino un Cessna 152, un modelo con el que casi todos los pilotos se inician. Y un Piper Warrior, de Antonio Sureda, muy popular entre los aficionados por su rapidez y autonomía. La gente comienza a aplaudir y a no cortarse un pelo en saludar a los pilotos, quienes parece que responden.

La procesión continúa. Los helicópteros están preparados para avanzar. El primero es un bonito Robinson 44. Le siguen el pilotado por el Servicio de Emergencias 112 y otro de la Policía Nacional.

El alférez Cabrera, del Ejército del Aire, anuncia que es el turno de la flota del escuadrón 801, con base en Son Sant Joan. Pasan un Aviocar, un Nurtanio y un Puma. Entre todos llevan más de 96.000 horas de vuelo y su función es la de realizar misiones de búsqueda y salvamento.

A las 20 horas, el alcalde de Marratxí y presidente del Partido Popular en Balears, José Ramón Bauzá, el coronel de la base de Son Sant Joan, Carlos de Palma, y el presidente de la Fundació Aeronàutica Mallorquina, Miquel Buades, descubrieron la placa conmemorativa del centenario. A continuación, tanto el coronel como Iyabó Carbó (emparentada con pilotos y secretaria de la Fundació) colocaron dos ramos de flores debajo de la placa para homenajear a los fallecidos en el mundo de la aviación. Primero La Balanguera y luego el himno de España, con los militares cuadrando, clausuraron un día que recordó al hombre-pájaro pionero de los cielos mallorquines.