"No soy pintor. Soy un escultor que además usa su creatividad para hacer cuadros, piezas planas". Josep Maria Sirvent (Girona, 1957) reivindica su larga trayectoria volumétrica, un estado al que llega tras abocetar y escalar sobre superficie llana, un necesario primer paso que ha decidido homenajear. "Que conste que no he dado una sola pincelada. No hay trazos ni tampoco tela, ni siquiera marco", advierte ahora, antes de hablar sobre su primera y premeditada experiencia artística sobre soportes planos. Expuesta durante tres meses en la madrileña Galería Álvaro Alcázar, su Inmersión "respeta y refleja las condiciones y los materiales" que han caracterizado su trayectoria; promesa casi de mallorquín, bien arraigado el artista catalán en Santa Maria del Camí.

"Quería que tuviesen el mismo espíritu y sentimiento que mi obra volumétrica", explica Josep Maria Sirvent de sus cuadros, "un reto que hacía años venía persiguiendo". De gran formato, entre dípticos y trípticos, ha decidido mostrar veintidós de las piezas creadas, reconocibles en ellas, tal y como quería, las contradictorias constantes, artísticas y vitales, que le han caracterizado: Futuro y tradición. Contundencia en piedra y metal, en grafitos y acero. Vanos y transparencias. Entradas y salidas.

Inmersión, o "una inmersión dentro de mi mismo". Josep Maria Sirvent reivindica en clave poética el título global de su muestra, una veintena "de esculturas en plano". O, como mínimo, un "trabajo de aproximación, una ayuda a la creación" de futuras piezas en tres dimensiones. Exhibidas en Madrid hace poco menos de un mes, ARCO ya mostró y vendió algunas de las piezas.

La "investigación", otra palabra clave en el estudio de Josep Maria Sirvent. Sus cuadros, como no, también son fruto de ella, elaborados con resinas al agua, secados sólo por la acción atmosférica. El resultado, una novedosa técnica que "aporta un aspecto ceroso" a las obras. Y que le "permite jugar con las transparencias", algo que siempre le ha excitado.

Trabajo "paralelo y complementario" a su condición de escultor, la obra en plano no ha impedido a Sirvent seguir trabajando en sus piezas con volumen, en pleno idilio con México desde que Monterrey decidiera encargarle una monumental Mirada de 22 metros de altura y 150 toneladas de peso; inaugurada el pasado septiembre. El artista anticipa ya tres confirmadas colaboraciones más con el país de Frida Kahlo, en sendos centros expositivos, previstas para 2011.