Joan Sastre puso las cosas en su sitio. Un golazo del latetal de Porreres en el minuto 65 desatascó un partido que debería haberse resuelto mucho antes, por juego, pero sobre todo por ocasiones, que las tuvo y muchas el Mallorca ante un Ontinyent que llegó en busca de un punto y, como suele ocurrir en estos casos, se fue de vacío.

El Mallorca hizo méritos más que sobrados en la primera parte para irse al descanso con ventaja. Con una amplia ventaja. Porque ocasiones para batir a Álvaro Campos las tuvo de todos los colores. Y la mayoría claras. Pero el balón fue caprichoso, y el tópico de que no quiso entrar se tradujo en su máxima expresión. El juego del equipo rojillo era fluído, pese a la numantina defensa del Ontinyent, muy ordenada, todos muy juntitos y disciplinados, sin nadie que se saliera del guion trazado por el entrenador. Pero el equipo de Moreno encontró un filón por la banda derecha. Sastre, el mejor del partido, fue ayer más extremo que lateral. Se hartó de poner centros al área, pero los rematadores estuvieron en ese primer periodo faltos de puntería.

Los aficionados que acudieron a Son Moix todavía deben estar preguntándose cómo no entró el balón en la portería del conjunto valenciano en el minuto 24, en una triple ocasión a un escaso metro de la línea de gol que no aprovecharon, consecutivamente, José Ángel, Álex López y Abdón. Un minuto antes la tuvo el delantero de Artà, hiperactivo, como siempre pasado de revoluciones, como lo atestigua que a los ocho minutos ya viera una tarjeta amarilla que podría haberse ahorrado.

El Mallorca atacaba y atacaba, tanto que en alguna contra del Ontinyent casi le cuesta un disgusto. Al cuarto de hora Raúl pudo adelantar a su equipo de cabeza, y en el 27, de nuevo Raúl reclamó penalti por una caída en el área ante Raíllo. Parera, sustituto del sancionado Reina, estuvo inédito.Pero en el segundo tiempo, a los ocho minutos, evitó que el rival se pusiera por delante al detener un remate de cabeza a bocajarro de Sascha. Solo por esta gran parada justificó su presencia.

El guion de la segunda parte fue idéntico al de la primera. El Mallorca volcado sobre un Ontinyent que ya solo buscaba el empate. El gol parecía que era cuestión de tiempo porque las ocasiones se seguían produciendo. Y llegó. Y en las botas de un futbolista que no para de crecer. Sastre obtuvo premio a su perseverancia, a su insistencia en forma de remates, de centros, de subidas constantes por su banda derecha y por la izquierda. A ratos parecía el futbolista total. La jugada del gol, en el minuto 65, nació en las botas de James, que acababa de entrar por un discreto Bustos. Su centro lo recogió Pedraza que, con un toquecito suave, la dejó a Sastre. El lateral de Porreres no se lo pensó dos veces y, desde fuera del área, remató con un disparo seco junto al poste derecho de Campos. El fútbol a veces es justo.

Mereció ampliar el marcador el Mallorca, pero el resultado ya no se movería. La verdad es que el Ontinyent inquietó poco y el marcador favorable no corrió peligro en ningún momento. Al final se produjo una tangana que acabó con la expulsión de Anaba por una agresión sin balón a Álex López, tendido sobre el césped junto al banderín de córner. Y así se llegó al final de un buen partido. El Mallorca vuelve a la senda del triunfo, tercero consecutivo, y aumenta su ventaja en el liderato al aprovechar la sorprendente derrota del Villarreal en su campo.

Tras un paréntesis de mes y medio, el Mallorca vuelve a acostumbrarse a las victorias y se consolida como primero de grupo con una ventaja que debería ser suficiente. Pero aún hay mucha tela que cortar.