En el verano convulso de 1992 en el que el Real Mallorca digería un descenso a Segunda División y el club se transformaba en SAD de la mano de Miquel Dalmau, dos mallorquines formados en la cantera bermellona se preparaban para tocar la gloria en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Francisco ´Chichi´ Soler y Gabi Vidal formaron parte de una histórica convocatoria de veinte futbolistas que se colgaron la medalla de oro y en la que también estaba Pinilla, futbolista que esa temporada había jugado a las órdenes de Llorenç Serra Ferrer cedido por el Barcelona.

En aquella lista elaborada por el seleccionador Vicente Miera figuraban ilustres como Cañizares, Kiko Narváez, Albert Ferrer, Pep Guardiola, Alfonso Pérez o Amavisca. El triunfo de aquellos chicos de oro fue especialmente relevante porque llegó después de una sequía de títulos de la selección que se había alargado durante décadas.

No estaban llamados a ser protagonistas, aunque haber llegado a esa cita histórica ya era un enorme éxito. De hecho Vidal, de 22 años, convenció a Miera a última hora gracias a un magnífico final de temporada. No había sido un curso fácil para el habilidoso extremo, del que aún se decía que podía llegar a ser el mejor jugador mallorquín de la historia. Muy discutido a principio de curso, se ganó la confianza de Serra Ferrer y en las últimas jornadas alimentó la esperanza en la permanencia gracias a actuaciones soberbias.

Por su parte, Soler sí había mantenido una regularidad durante la temporada. De la misma edad que Vidal, se había asentado en el centro del campo haciendo un trabajo oscuro pero muy apreciado por cualquier entrenador. Aquella fue la primera de las muchas campañas que ´Chichi´ iba a jugar de rojillo.

España venció a Polonia en la final celebrada en el Camp Nou el 8 de agosto y los dos mallorquines se enfundaron el oro. Vidal disputó un puñado de minutos a lo largo de todo el torneo y ´Chichi´ tuvo algo más de protagonismo -hasta se apuntó un gol-. Aunque no fueran titulares para Miera, los dos futbolistas que se habían conocido en el CIDE antes de ingresar en la cantera bermellona habían sido partícipes de un monumental éxito del fútbol español. Fueron los primeros mallorquines en hacerlo y, por ahora, los últimos.