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Calvià

Cuevas. El insólito tesoro subterráneo

Fósforo para cerillas. Plata para monedas medievales. Barnices para alfarería. A lo largo de la historia, Calvià ha tenido una importante actividad extractiva de su riqueza mineral, hoy enterrada por el olvido y los excesos del pasado

Cuevas. El insólito tesoro subterráneo

El Calvià de hoy recibe sobre todo su riqueza del exterior, de la industria de acoger a foráneos, a extranjeros. Pero, en el Calvià del ayer, la riqueza venía en gran parte del subsuelo, de sus cavernas, de sus fuentes de minerales. Fósforo para cerillas que se exportaban a América. Azufre para los viñedos. Potasa. Plata para las monedas medievales. Yeso. Barnices para alfarería.

"Hoy en día, acostumbrados a proveernos de prácticamente todo en los supermercados, no puede extrañarnos que los productos de consumo más cotidianos procedan incluso de cualquier parte del mundo. Pero no era así en el pasado inmediato, cuando se producían al lado de casa, en las pequeñas aldeas rurales, inundando los mercados urbanos y constituían el universo de recursos disponibles", detalla José A. Encinas (Sevilla, 1946), toda una institución en el estudio de las cuevas de Mallorca y autor del Corpus cavernario mayoricense (El Gall).

Esta semana, este vecino de Pollença, donde reside desde 1964, se desplazó al municipio para impartir una conferencia con el título Cuevas de Calvià: la minería antigua de la Serra de na Burguesa y el nombre del pueblo.

350 cuevas

En toda la isla ha catalogado 4.750 cavernas, de las cuales 350 se encuentran en Calvià. "Éste es el tercer municipio con más cavidades, por detrás de Pollença y Escorca. Pero Calvià tiene la particularidad de que cuenta con el mayor número de cuevas mineras", detalla en un encuentro con este diario. Su interés por este tema se acrecentó la primera vez que llegó a Mallorca, en 1964.

"Lo primero que hice cuando llegué fue visitar unas cuevas turísticas de Mallorca. A partir de ahí empecé a reunir planos y folletos sobre cuevas, y a buscar documentación en las bibliotecas", rememora Encinas.

Desde aquel entonces, este ingeniero industrial de formación compaginó sus trabajos en urbanismo y arquitectura con el estudio pormenorizado del universo de las cavernas, al que sigue dedicando su tiempo cada fin de semana ahora que está jubilado.

En el término de Ponent, Encinas menciona el caso de la Cova de Son Boronat -con usos funerarios-, el de la Cova de sa Germaneria -que servía como habitáculos-, las minas de las Coves des Màrmol o la Cova de la Mare de Déu de Portals Vells, de donde se extraían sillares de marés.

Hoy en día, recuerda, del subsuelo de Calvià se sigue extrayendo yeso. "De hecho, España es el segundo productor mundial de yeso. El problema es que una tonelada de yeso se vende a cinco euros y, claro, necesitas miles de toneladas para rentabilizar la actividad", expone este experto. En este punto, subraya una de las claves del abandono y olvido de los yacimientos.

"El bajísimo coste de las importaciones acaba por arruinar las cada vez más deficitarias producciones locales. Ocurrió lo mismo con los metales, los jabones, las lejías, los esmaltes, los barnices, los primeros plásticos, los abrasivos, los productos fitosanitarios, los abonos nitrogenados y tantísimos ahora inimaginables productos salidos de las montañas y tierras de Calvià", señala.

Carbón y azufre

En una fecha no muy lejana, del Ponent se extraían carbón y azufre. Yendo más atrás en el tiempo, plomo y galena argentífera, que, dicho así, puede no significar nada, pero que cobra importancia si se aclara que da lugar a la plata. "Eran vetas pequeñas, yacimientos de gran valor cualitativo, pero no cuantitativo", matiza Encinas.

La época de esplendor de la actividad minera en Calvià y en Mallorca tuvo lugar a mediados del siglo diecinueve, con la promulgación de una Ley de Minas que ponía muchas facilidades para su explotación.

La conferencia hizo un repaso también a la raíz del topónimo del municipio. Una explicación que no es una sola, sino que hay que ir desentrañándola de capa en capa a partir de las diversas fases históricas del municipio.

Así, apunta Encinas cómo las sucesivas ocupaciones han ido modelando el topónimo, desde el árabe clásico -con el concepto qalbun, que significa el interior de una depresión hidrográfica- a los tiempos del Repartiment -donde se habla de Qalbiyän, que expresaba un "sentido de intimidad, sin olvidar el sustrato del latín o del griego. Del griego, por cierto, viene también la palabra ´tesoro´ (tesauro), cuya acepción original no era la de un conjunto de riquezas. "Tesauro es el conducto que te trae algo o te conduce a algo, a un objetivo", explica. En Calvià, ese conducto vino un día no muy lejano desde debajo de su suelo.

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