La sandía y el melón son la fruta por excelencia de la época estival. En la dieta mediterránea, y sobre todo en las mesas mallorquinas, siempre hay un sitio para estas dos grandes frutas. De postre en las comidas, como merienda ligera o como sustitutivo de la cena. En rodajas, a cuadritos, en sopas frías, en sorbete o incluso en cócteles. Un producto muy apreciado por los consumidores pero que cada vez va perdiendo adeptos entre los productores.

Muro tiene fama de ser un pueblo payés, donde la agricultura era uno de los principales activos de la economía local hasta la llegada del turismo. Aunque los melones y sandías murenses siguen manteniendo buena fama. Actualmente solo quedan media docena de agricultores que se dediquen de lleno a la siembra de estas cucurbitáceas debido a la bajada de precios y la gran competencia exterior, si bien son muchos murers los que siguen cultivando sandías y melones para el consumo propio.

Cooperativa

Toni Serra, de la Cooperativa de Muro, asegura que "la fruta de temporada mallorquina no tiene competencia, de hecho son los mismos consumidores los que prefieren que los productos sean de aquí y si puede ser de Muro". Por otra parte, Biel Miralles, mayorista de Fruites es Moyà, opina que la relación calidad-precio es mejor en los productos procedentes de la península, "tienen una mejor presentación y están más seleccionados aunque los mallorquines son más sabrosos".

Sin competencia

Joan Boyeras es uno de los pocos payeses murers que sigue produciendo sandías y melones al por mayor. "Este año no tenemos competencia de fuera. La dureza del pasado invierno perjudicó a las plantas de verano, como las sandías y melones en la península, cosa que ha beneficiado al producto local. De hecho, esta temporada la sandía se ha llegado a pagar hasta 0,40 euros el kilo" comenta el experto.

Las ventas ha sido mucho mejores que las del pasado verano, cuando los precios estaban por los suelos. Joan Boyeras dejó de recolectar casi 40.000 kilos porque el precio no superaba los 0,12 euros. Un precio que en ningún caso cubre las gastos que supone la siembra de estos productos. "Solo la planta ya es costosa -cerca de 0,50 euros cada unidad-, más el agua de riego -el pasado mes de julio la factura llegó a superar los mil euros- y los productos fitosanitarios necesarios para combatir las plagas, que rondan los 200 euros", se resigna Boyeras mientras hace el repaso de los gastos. Esta temporada 2013 los precios oscilan entre los 0,30 y 0,40 euros, aunque también se han llegado a pagar a 0,20 euros en algún período de la temporada.