Alaró aprovechó su día de puertas abiertas para ´venderse´ a la oleada de visitantes que llenó sus calles durante toda la jornada de la decimotercera feria Gremial. Los negocios locales, las asociaciones, los nuevos emprendedores y los comerciantes se volcaron y no dudaron en intentar sacar provecho y en darse a conocer. Y es que, tal y como están los tiempos, las ferias recuperan nuevamente su sentido más comercial.

El propio concejal de cultura y feria, Llorenç Perelló, apuntó durante la jornada que su sensación era que había crecido el número de vendedores de Alaró, ya fueran gente que acaba de abrir una nueva tienda o empresa, o negocios que hace años que funcionan pero que ahora valoran la feria Gremial como un buen mostrador para promocionar sus productos.

Perelló señala que respecto a años anteriores únicamente se ha notado un descenso de puntos de venta en el sector de alimentación -unos diez vendedores menos-, aunque también es cierto que este año el domingo ferial de Alaró coincidía con la Fira Dolça de Esporles.

Inauguración

A las diez de la mañana se reunieron autoridades y primeros visitantes en la avenida de la Constitución para inaugurar la Gremial 2012 con el ritmo, los bailes y el fuego de los Dimonis de Alaró. Este colectivo tuvo gran protagonismo durante toda la jornada, con diversos espectáculos en la plaza de la Villa y con un elaborado Espai dimoni, un punto de venta y juego, especialmente ideado para los más pequeños.

En la plaza de Sebastià Jaume se ubicó nuevamente este año el espacio de la asociación de cazadores. Este colectivo se esfuerza cada edición en convertir una calle o una plaza del pueblo en un rincón de la montaña, con la instalación de una muestra de artes tradicionales de caza.

A partir de las doce de la mañana comenzó a funcionar en la plaza del Mercat uno de los platos fuertes de todas las ferias: la mostra de cocina y vinos, con presencia de ocho restaurantes del pueblo y las bodegas Vinyes d´Alaró.