­La dimisión de la secretaria general socialista en el municipio, María Rosselló, ha levantado polémica y reavivado viejas disputas en el seno de una agrupación local que vivió la semana pasada una agitada asamblea. La reunión en la que se desveló la renuncia de la secretaria general terminó con cruce de acusaciones entre los presentes y con varios militantes que abandonaron la sede antes de concluir la sesión. La ejecutiva está ahora a la espera de que se convoque una asamblea extraordinaria para decidir si se nombra una gestora o si deben continuar hasta la renovación prevista el próximo año.

El motivo de la asamblea era la designación del candidato balear en las elecciones generales de noviembre, pero el tema de confrontación no fue ni mucho menos éste –hubo apoyo unánime a Pablo Martín–, sino que derivó a cuestiones más domésticas del funcionamiento del partido a nivel municipal en los últimos años.

Al comenzar la junta –en la que participaron unos 20 militantes–uno de los afiliados preguntó si era cierto que la líder local ya había presentado la dimisión, y al recibir una contestación afirmativa de miembros de la directiva –Rosselló no estaba presente–, denunció que la convocatoria no era conforme puesto que la comisión ejecutiva se debería haber disuelto y nombrado una gestora.

La respuesta fue que la renuncia aún no era oficial, lo que encendió una discusión entre los que censuraban que la afectada no estuviera presente para explicarlo y los que criticaban que desde la ejecutiva se intentara ocultar la dimisión.

A partir de ahí se sucedieron las discusiones y los reproches entre afiliados, destacando la voz de un histórico, el exalcalde Francesc Rosselló, que participó en el acalorado debate y criticó el comportamiento de varios concejales socialistas durante esta última etapa en la oposición. El debate fue subiendo de tono, ante lo cual hasta cinco afiliados optaron por levantarse y abandonar la sala.