La enseña nacional y la mallorquina colocadas en lo alto de la fachada principal de la parroquia indican desde hace ocho días que hoy se celebra la fiesta patronal de Lloseta, festividad de la Natividad de la Virgen María.

La colocación de ambas banderas forma parte de un ritual y una tradición centenaria. Cada año, a las dos de la tarde del uno de septiembre, los hermanos Francisco y Tomeu Ramis, carpinteros de profesión, suben a lo alto del templo y a través de las bóvedas de la nave central se dirigen a la parte delantera del edificio, donde está situada una cruz en lo alto de la fachada principal. Allí, a cada lado de la misma, primero colocan las astas que aguantarán las banderas, a la derecha la nacional y a la izquierda la mallorquina.

Mientras se realiza el trabajo se oye repicar las campanas. Muchos devotos rezan al momento una salve y otros, siguiendo una vieja tradición, siembran en sus corrales una parada de perejil. Dicen los más viejos del lugar que este perejil sembrado en tal día y hora crece mejor, no espiga y tiene una duración más larga.

Francisco y Tomeu Ramis, que cogieron el testigo de su padre, realizan anualmente esta tradición desde hace 18 años.