Gesa es la piedra en el zapato de todos los grupos políticos que asumen el poder en Palma. Cuando parecía que el camino se allanaba y con ello se despejaba la urbanización de una parte de la Fachada Marítima, el gran proyecto urbanístico de la ciudad del siglo XX-XXI, ha surgido el escollo judicial. La anulación por los tribunales de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana que reordenaba las propiedades de la zona y la preservación del edificio de Gesa y convertirla en zona verde, ha sido un varapalo.

La apelación de Cort y el Consell se saldó con otro revés ya que se rechazó su recurso. La última maniobra en torno al edificio de José Ferragut sobre el que el actual Consistorio quiere establecer su "faro tecnológico" o icono de la ciudad tecnológica, es que Endesa recupere una parte del edificio.

Por otro lado, sin que suponga una reconversión urbanística de tanto calado, aunque sí simbólica, el parón judicial sobre la firme decisión de derribar el monolito de sa Feixina, punto clave en el programa electoral de Noguera, dilata el futuro de este monumento.

La última pedrada al Consell llega de la plataforma Salvem sa Feixina que anunció una querella penal contra los consellers que no protegieron el monumento. También amenazan con querellas al alcalde. Cort ha visto paralizada judicialmente por tramitar un expediente de demolición.