Hace ahora dos siglos acabó una de las mayores tragedias que ha padecido el término municipal de Palma. Después de años de hambre, enfermedad y muerte, el 16 de mayo de 1814 los soldados franceses presos de Cabrera vieron aparecer en el horizonte las velas de su libertad. La Guerra del Francès, como se la llamó en Mallorca, o de la Independencia había finalizado con la derrota de las tropas napoleónicas. Algunos llevaban en la isla desde el 5 de mayo de 1809, aunque buena parte de los primeros cabrerenses ya había muerto.

Los franceses observaban la llegada de la embarcación con inquietud. No sabían si el destino les deparaba una nueva vuelta de tuerca en su sufrimiento. Sin embargo, desde la toldilla un oficial gritó: "Libertad, libertad para los prisioneros". La euforia se desató y los desesperados sacaron las últimas fuerzas de su flaqueza para saltar alborozados, bailar y cantar.

Ocho días después -el 24 de mayo-, llegó una flotilla de cuatro navíos. No fueron suficientes para repatriar a todos los presos y hubo que organizar un segundo viaje. Los últimos cautivos quemaron todo cuanto quedaba en la isla. Las barracas construidas junto a la playa, los cultivos y las pocas reses supervivientes sufrieron las consecuencias de la desesperación.

Los cinco años y once días que Cabrera fue una prisión, sus habitantes comían las escasas viandas que llegaban desde Mallorca. Si el temporal retrasaba la llegada de las provisiones, se disparaba la mortalidad. La única fuente de agua de la isla registraba largas colas de prisioneros para beber. Los robinsones se habían ido a vivir a cuevas. Se dieron casos de canibalismo. Las ratas prácticamente desaparecieron.

Se calcula que pasaron por Cabrera unos 11.000 presos. Apenas un puñado de ellos logró escapar. Cuando en mayo de 1814 llegó la libertad, apenas quedaban 3.000. Con razón, una de las estrofas más célebres escritas por los cabrerenses termina de esta forma: "Podemos cantar a coro / que la paz nos resucitará / pues se regresa del otro mundo / cuando se vuelve de Cabrera.