La modesta ´policía secreta´ de Palma -llamada Servicio de Información y Análisis Policial (SIAP)- fue creada a principios de 2012, es decir, en la presente legislatura y con el equipo de gobierno del PP. Consta de siete miembros. Todos ellos han sido elegidos a dedo por la cúpula policial de Sant Ferran.

Según la relación de puestos de trabajo del Ayuntamiento de Palma, las plazas son de libre designación. Eso quiere decir que los responsables de la Policía Local pueden decidir qué agentes son destinados a esa unidad, ya que son cargos de confianza.

Los pluses mínimos por formar parte de la unidad asciende a unos 1.740 euros brutos mensuales, a los que cabe sumar el sueldo base, la antigüedad y otros complementos. Por eso, los siete miembros de la ´secreta´ palmesana son de los mejor pagados en la policía.

Aunque pasó bastante desapercibida, la creación de esta unidad no estuvo exenta de polémica. Entre sus funciones, está enviar a policías de paisano a las manifestaciones, fotografiar o grabar en vídeo a los participantes, infiltrarse en grupos antisistema o hacer seguimiento a personas consideradas peligrosas.

El concejal de Seguridad Ciudadana, Guillermo Navarro (PP), justificó la necesidad de crear una policía secreta en que, si se sabe "por adelantado lo que piensa hacer el delincuente, se puede evitar actuar después de forma más contundente".

El SIAP está controlado directamente por la cúpula de la Policía Local. Está en contacto con la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía y el Centro Nacional de Inteligencia. Una de sus intervenciones tuvo lugar con el joven que intentó crear una masacre con explosivos en la UIB. El departamento recibió la llamada de un periodista extranjero que les alertó del caso. No obstante, por su falta de medios y de competencias, la ´secreta´ palmesana realizó las primeras indagaciones y luego traspasó el caso a la Policía Nacional.