Hay zonas que pueden considerarse como ´indefinidas´ ya que se mantienen en una situación provisional durante años hasta que adoptan su estado definitivo. Es lo que le pasa a los terrenos situados entre la avenida Joan Miró y la calle Federico García Lorca. En este espacio, denominado Gomila Park, hay unos jardines con unos bancos y un solar en el que los vecinos estacionan los vehículos. Dispone de varias entradas con barreras y candados. Diversos edificios rodean la zona y hasta que lograron vallarlo los vecinos afirman que resultaba un lugar inseguro donde se ejercía la prostitución y se practicaba el botellón.

Lo curioso es que los residentes se encargan de abonar una cuota para cerrar el recinto por las noches pese a ser unos terrenos públicos. Aquellos que están dispuestos a pagar entregan una media de ocho euros mensuales.

Desde la entidad vecinal de Son Armadans aseguran que esta medida la han adoptado para evitar que entren grupos de personas para hacer botellón, principalmente durante los fines de semana. El consistorio en la anterior legislatura se comprometió a ampliar la parte de vegetación y convertirla en área verde definitiva, pero ya han pasado diez años desde entonces y se mantiene la situación. La idea inicial era que, mientras durasen las obras de construcción del aparcamiento subterráneo de Marqués de la Sènia, los residentes se encargarían de cerrar el recinto, pero una medida en teoría provisional se ha convertido en permanente. Representantes de la asociación vecinal explican que en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) estos terrenos constan como una zona de servicios y no de estacionamiento.

La mayor parte de los vehículos acceden al aparcamiento habilitado por la entrada del colegio de Aparejadores de la calle Federico García Lorca y durante los días laborables está saturado, ya que hay varias oficinas cercanas y coincide con la presencia de varios hoteles cercanos. Sin embargo, en los diferentes accesos no existen carteles informativos claros. Los vecinos pedirán al actual consistorio que inicie los trámites para hacer efectivo el espacio verde prometido del que no consta ningún proyecto previo, según aseguran fuentes del ayuntamiento.

El puente que atraviesa la vía de Cintura y sirve de prolongación de la calle Indalecio Prieto para conectar Son Gotleu y es Rafal se ha convertido en una opción más para estacionar los vehículos a ambos lados dada la falta de plazas de aparcamiento. Desde este puente se podía ver una rampa muy inclinada junto al colegio público de es Pont, que resultaba peligrosa para los peatones.

Ahora han instalado una valla para impedir riesgos innecesarios, aunque puede contemplarse el nuevo espacio público de la plaza Joanot Colom, que consta de juegos infantiles y mobiliario urbano renovado. No obstante, en la parte del puente que da al nuevo edificio del casal de barrio han evitado poner barreras y el peligro permanece.