Florentino Pérez apaleó verbalmente a los diputados mallorquines en la comisión de investigación de Son Espases. Para consuelo de los amilanados parlamentarios, el todopoderoso constructor se mostró todavía más imperativo contra el fiscal Pedro Horrach y los policías desplazados a la capital de las Españas, con la intención frustrada de arrancarle los secretos de la concesión de la mayor obra pública de Balears. Como madridista, me enorgullezco de tener un presidente que no retrocede ante los impertinentes. El Real Madrid, brazo armado de Florentino, arrolla sin dar explicaciones.
El líder del madridismo no ha impuesto su ley, se ha limitado a contagiarse del santo y seña de su club. Nadie le tose. Bueno, casi nadie. El único ser humano que asusta a Florentino es Jaume Matas. Así consta en las revelaciones de Rodrigo de Santos. En la versión del rector absoluto del Ib-Salut, autor de la campaña presidencial de Matas y responsable del urbanismo de Cort cuando se produjeron los hechos, su jefe de filas exigía una remuneración tan elevada por conceder Son Espases que escandalizó al rector del Madrid. Y estamos hablando de un dirigente deportivo que pagó más de cien millones de euros por el baldío Bale.
Escribo deliberadamente que Matas "asusta" a Florentino. No solo lo "asustó" en el momento de la puja. Todavía hoy, el doble corrupto mallorquín puede colocar en aprietos al único presidente que reconozco, si se adhiere al relato de Rodrigo de Santos. Esta versión oficial coincide con la frase arraigada en el folklore popular, "Matas ha pedido demasiado". El regateo no solo confirma la tesis de que los porcentajes de corrupción se habían desatado en Mallorca. Coinciden además palmo a palmo con la evocación de Luis Bárcenas ante el Parlament, sin que conste intercambio previo entre ambos. Bauzá se erige en el único ser humano que ignora cómo se financió la sede de su partido, porque solo le preocupa la financiación de su farmacia. Apuntamos pues un lema a inscribir en el Consolat: "Uno para todos, y todo para uno".
