Como lo vienen reflejando los medios de casi todo el mundo, la célebre becaria Mónica Lewinsky ha reaparecido tras un par de décadas de su sonado escándalo. Oh casualidad, también el inminente lanzamiento de Hillary Clinton como candidata demócrata a la presidencia de EEUU.

Se trate del escándalo de Clinton en los EEUU, del de Hollande de Francia, del de Berlusconi en Italia, del de Lugo de Paraguay, los affaires sexuales de los presidentes muestran una absurda desproporción entre el hecho y su impacto político y social.

En las recientes declaraciones a Vanity Fair Mónica Lewinsky anunció la publicación de un libro y declaró que "ha llegado el momento de quemar la boina negra y enterrar el vestido azul". Esto sería una tontería más de las del mundo de la prensa frívola si no estuviera en juego la presidencia de uno de los países más influyentes del planeta en términos geopolíticos.

Está corriendo mucha tinta sobre el tema, tanto de la pluma de periodistas de prensa amarilla con detalles morbosos como de serios analistas políticos sobre los móviles e intereses en juego. Tanto es así que estos días hay material para todos los gustos, es solo cuestión de interés y tiempo.

Desde el punto de vista psicológico, esta cuestión pone de manifiesto un aspecto fascinante sobre la dualidad de la realidad como hecho objetivo o como construcción de significados.

Hacia fines de 1800 y comienzos de 1900 el lingüista suizo Ferdinand de Saussurre, considerado el padre de la moderna Lingüística Estructural desarrolló el concepto de "signo lingüístico". Se trata de que todos los elementos de nuestro universo están compuestos por un elemento material al que llamó significante y un contenido al que llamó significado.

Esta sencilla idea revolucionó las ciencias psico-sociales. Influyó en los desarrollos más importantes de la antropología con Levi-Stauss como máximo exponente, en la investigación de Roman Jackobson sobre el lenguaje y sus trastornos y también en los estudios de la importante escuela francesa de psicoanálisis.

Las consecuencias de este descubrimiento dan vértigo. El mundo que nos rodea, los hechos que nos importan, los objetos que valoramos y hasta la chispa de deseo dependen más del significado que denotan que de los que son materialmente.

Para dar una idea de la importancia de este fenómeno, basta recordar que la Primera Guerra Mundial que provocó 30 millones de muertos se desencadenó con el asesinato de un solo hombre, Francisco Fernando, archiduque de Austria. Y esto no se debe a lo que era como persona (significante) sino lo que representaba como heredero del imperio austro-húngaro (significado).

La razón por la que se paga 10, 20 o 100 veces el valor un bolso de una marca emblemática que el que tiene otro de idéntica calidad y prestaciones es por el significado.

Coincidentemente en economía Carlos Marx afirmó que hay dos formas de valor de las cosas, el de uso y el de cambio. O sea, lo que las cosas son en sí mismas y lo que representan.

La historia de las gotitas de materia biológica de origen presidencial en el vestido azul de la becaria podría dar argumento a una de esas películas hilarantes del grupo británico Monty Python, maestros del humor basado en el esperpento y el ridículo. En la medida que influyan en el nombramiento del próximo presidente de los Estados Unidos, puede que nos haga llorar.

Un tema sugerente, pero que necesita un desarrollo aparte, es qué es lo que hace que ciertos significantes puedan tener poderosos significados.

Por qué la historia dio más significado a las huellas que Clinton dejó en el vestido azul de la becaria Mónica que a los contenidos y contradicciones de sus discursos y actos políticos.

La importancia que los psicólogos damos a la historia familiar en el diagnóstico del origen de las neurosis y en su cura también se debe a los significados que rodearon el crecimiento de un individuo y terminaron condicionando su visión de la realidad y su destino. En cierto modo un niño es un significante para sus padres y la cura de una neurosis se basa en concienciar y liberar a alguien de la pesada mochila de ciertos significados.

El dicho popular "vivir como un rey" puede significar vivir como un preso€ preso del significado.

Es oportuno recordar el comentario del genial Jorge Luis Borges, sobre el dramatismo de este fenómeno en el caso de un rey. Fue cuando recibió de manos del Rey de España el premio Cervantes. "Me conmueve mucho el hecho de recibir este honor de manos de un rey, ya que un rey, como un poeta, recibe un destino, acepta un destino y no lo busca, es decir, se trata de algo fatal, hermosamente fatal€".