No sé si se puede llamar palimpsesto „como en los pergaminos„ a la figura oculta bajo la pintura de un cuadro. Esto se hacía, simplemente, para ahorrar papiro o tela, cuando todo era escaso. Hoy dando a una tecla sale la página, se borra lo escrito, se guarda, se corta y pega, se manda, se echa a la basura. Pero tanta facilidad no ayuda a sacar frutos del talento, que sólo baila al son del esfuerzo, igual que la chispa salta a fuerza del mucho frotar dos palitos. O sea, por tener las páginas, lienzos o pentagramas que uno quiera, no gana nada, o incluso pierde. La creación de belleza está bastante al margen del llamado progreso, lo cual consuela. También es posible que cuando Goya pintó a Jovellanos encima del retrato de una cuñada de Carlos III no fuera sólo por ahorro, como no es inocente lo que cada día borramos y pintamos en nuestra cabeza; pero no es fácil que hoy nos enteremos.