Se despacharon a gusto el vicepresidente económico (Aguiló) y el director general de Presupuestos del Govern (Costa), en rueda de prensa, para explicar el cierre de las cuentas de 2011 y hablar, más que nada, de las anteriores. Y lo hicieron apelando a la Historia, así, con mayúsculas: engrandeciendo el concepto y el sentido para criticar al equipo económico del Pacte su pase por la gestión. Para estos dos colegas, arderemos en la hoguera de Clío: tal es el desaguisado que hemos cometido. Lástima que mi respeto personal hacia los dos economistas no se avenga con mi opinión sobre sus postulados políticos, que no técnicos. Generar déficit e incrementar deuda, aspectos que nunca se negaron por parte de los gestores precedentes, son los grandes males que se invocan para tapar ineptitudes propias y la ausencia clamorosa de una hoja de ruta que se encamine al bienestar de la población. Pues ese debería ser el objetivo del economista, más que la obsesión enfermiza por alcanzar un guarismo al que se puede llegar lesionando todo tipo de derechos básicos. Pero analicemos con más detalle los asertos de los actuales responsables económicos en Balears, a partir de cinco puntos muy concretos:

1. Como decía, nuestra gestión pasará a los libros de Historia, según aseveró sin apenas parpadear el vicepresidente. Bueno: la nuestra y la de todos los gobiernos del mundo occidental que, entre 2008 y los primeros meses de 2010, apostaron por una política económica de estímulos. Política que, recomendada desde el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea, instaba a aguijonear el gasto público para contener los efectos devastadores de una crisis que se profundizaba, sin que absolutamente nadie supiera su posible recorrido ni su dimensión, a raíz de las quiebras de grandes bancos americanos. Existe ya una copiosa bibliografía al respecto, que mis críticos se obstinan en menospreciar, obnubilados por sus premisas ultraliberales y, sobre todo, por unos posicionamientos políticos reñidos con el más mínimo tino profesional. Cabe decir que gobiernos conservadores adoptaron también esa perspectiva de incremento del gasto público que, en efecto, desequilibraba los presupuestos y disparaba la deuda. Pero que a su vez ponía diques de contención a la exaltación de la crisis, consolidada como Gran Recesión desde la caída de Lehman Brothers, en septiembre de 2008. Las cifras, consultables en bases de datos de instituciones de referencia (FMI, Eurostat, Comisión Europea, Reserva Federal), son elocuentes. Y ni Aguiló ni Costa pueden argüir desconocimiento en tal aspecto. Pero no deben inquietarse, habida cuenta que nuestra parcela en los libros de Historia apenas será una nota a pie de página: el cuerpo del texto se adjudicará a los gobiernos de Estados Unidos, Francia, Alemania y Gran Bretaña, que hicieron exactamente lo mismo que nosotros, a saber, agrandar los déficits públicos y engordar la deuda para generar gasto e inversión. Y recuérdese: todos ellos tenían coloraciones políticas del mismo corte liberal que Aguiló y Costa, los emisores de esa tendenciosa afirmación ajena al más mínimo pundonor profesional.

2. Les digo a mis compañeros de departamento universitario, ahora gestores políticos: lo que se recordará por parte de la madre Clío será la corrupta administración desarrollada por el PP entre 2003 y 2007, con obscenas impunidades en el saqueo del dinero público. Y afirmo esto con rotundidad; no es una mera opinión: los juzgados están plagados de casos ya comprobados de pésima gestión, contraria al libre mercado (ese que tanto exaltan los actuales responsables económicos), que supusieron hacer frente a pagos leoninos en el Palma Arena, el Metro, las autopistas de Eivissa o la Fundación Illesport, que obligaron a contraer más deuda de la precisa e infirieron procesos derivados con imputaciones a buena parte de los consellers de aquella época, altos cargos de todo tipo y el mismísimo presidente. Eso sí, Pep Ignasi y Toni, fue una herencia del copón bendito, que pasará a los anales del despropósito (no sé si a la Historia). Tomad buena nota de ello, antes de formular admoniciones patéticamente transcendentes.

3. Costa, en un alarde de malabarismo estadístico propio de un alumno principiante, nos alecciona: el Pacte no tuvo problemas graves en sus ingresos; lo que hizo es incrementar mucho el gasto. Bueno: los datos de la Intervención de la CAIB, avalados por la Intervención General del Estado, no dicen eso: los ingresos cayeron cerca de mil millones de euros y, en 2010, se situaron al mismo nivel que en 2003. Las cifras son meridianas, si comentamos datos homogéneos. Si el amigo Costa realiza otros sumatorios (como transferencias derivadas de las inversiones estatutarias, por ejemplo) está haciendo trampas. Como trampas pretende hacer, también, cuando comenta el nuevo modelo de financiación de Balears.

4. En efecto, imagino que los comentarios del director general son recogidos por el presidente Bauzá, que lanza la siguiente soflama: debemos alcanzar la media de financiación per cápita en 2013. Es inútil, para Bauzá, que las cifras que proceden del mismo Ministerio de Economía y Hacienda, correspondientes a las liquidaciones de 2009 y 2010 (es decir, los datos ya cerrados que van a misa y no son previsiones de entregas a cuenta ni nada parecido), delaten que Balears avanzó muchas posiciones en el primer año citado, del 79% hasta el 99,4% de la media, para llegar a superarla en 2010: 105%, o sea, cinco puntos por encima del anhelado objetivo. Y es inútil porque ese logro se adscribe a las negociaciones llevadas a término por Antich y su equipo, con el asesoramiento impagable del Cercle d´Economia y de la Plataforma Cívica pel Finançament. He aquí el pecado. Que Bauzá, farmacéutico, se enrede en estos complicados entresijos, puedo entenderlo; que Aguiló y Costa, economistas, nieguen esta evidencia, me parece torticero, poco serio y lamentablemente frívolo. Admito todo esto como mal menor; pensar en la ignorancia sería demasiado insultante para unos colegas a los que, insisto, respeto.

5. Costa lanzó otra perla: se luchará, subrayó circunspecto, para que las liquidaciones se produzcan en el año en curso y no dos ejercicios después. Magnífico. Ojalá lo consiga; pero mucho me temo que es misión imposible. Ya me hubiera gustado a mí llegar hasta ese punto, del todo inalcanzable por el momento en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera: los resultados de las cuentas públicas hubieran sido diferentes, muchos más saneados. Pero debe servirles de consuelo que, si eso se hubiera producido en 2009 y 2010, ahora ellos no podrían refugiarse en la "herencia recibida", un mantra en el que se atrincheran para camuflar el noqueo que pasean.

Estos cinco puntos se sintetizan en uno, casi como los mandamientos divinos: no aporta confianza a nadie tergiversar los datos económicos, amagar información, construir mensajes epidérmicos con frases ampulosas, todo con la única pretensión, teñida de la más baja politiquería, de ningunear a los predecesores, con el ansia de ridiculizarlos. Con vehemente humildad, estamos dispuestos a discutir, punto por punto, cada uno de los temas que nuestros compañeros universitarios y ahora políticos quieran comentar: técnicamente, sin consignas de partido, con datos fehacientes en la mano, con la precisión que urge en estos momentos. No fuera cosa, Aguiló y Costa, que la Historia os acabe juzgando a vosotros: por mentirosos.