El lastre que acarrean las empresas públicas de Balears es tan descomunal –hasta irresponsable y vergonzoso– que cualquier actuación que se emprenda para poner orden y raciocinio en busca de regeneración para la economía de las islas será en vano, caso de no tenerlas en cuenta. Los lectores de Diario de Mallorca han tenido cumplida información, en la serie de informes publicados la semana pasada, del despropósito que padecen las islas en forma de empresa pública reincidente, exagerada. y sangrante para la economía pública. Por si acaso quedara alguna duda, ahora ha sido el Centre de Recerca Econòmica (CRE) organismo dependiente de Sa Nostra y la Universitat, quien ha dejado claro que resulta imprescindible emplear las tijeras a fondo sobre organismo, sociedades y semejantes dependientes o vinculados a la Administración Autonómica. Su director, Antoni Riera, ha puntualizado sin embargo que el recorte no se puede hacer de forma unilateral o uniforme. Hay que saber distinguir lo útil de lo estéril o simplemente gravoso. En un archipiélago entregado a ciegas al monocultivo turístico, supondría un alto riesgo escamotear inversiones que no llegan a básicas en áreas tan sensibles como educación, sanidad o transportes y especialmente los aeropuertos. No se puede actuar de forma indiscriminada.

Ahora, cuando Balears, junto a Castilla–La Mancha, es la comunidad española que mayor déficit genera, resulta especialmente importante combatir y contrarrestar la "ineficacia" desprendiéndose del "lastre horroroso" en que se traducen la mayoría de empresas públicas de la isla. El momento es especialmente delicado porque, según los datos y las conclusiones a las que llega el CRE, la economía balear "ha aterrizado," en expresión de Antoni Riera, pero deberemos concluir que lo ha hecho de una forma un tanto abrupta con respecto al resto de país, porque toca tierra con un año de retraso, con el ligero equipaje de la tasa de crecimiento de sólo el 0,3% en el segundo trimestre, entre los baches de la desigualdad en los sectores más importantes y con los "motores" tan desajustados que necesitarán serias reparaciones para poder tener capacidad de tomar la andadura verdaderamente importante, la de la generar empleo y estimular el consumo privado, más allá del ´todo incluido´ y los precios de saldo para poder tener los hoteles llenos. En estas condiciones, todo depende de cómo se actúe porque si se persiste en los errores de siempre y en el pago de prebendas y dádivas políticas altamente gravosas, el aterrizaje será accidentado tropiezo y si, por contra, se aplica decisión y responsabilidad desde criterios profesionales de administración solvente, significará que se tienen los pies en el suelo y el equilibrio ajustado.

Incluso es posible que para emprender la larga y lenta andadura de la regeneración económica resulte aconsejable ayudarse de algún bastón porque, como señala Antoni Riera, permanecen muchas incógnitas respecto al desarrollo de los acontecimientos a partir del próximo otoño. En el mejor de los supuestos, salvo accidentes indeseables y siempre que la Administración, ahora ya con pomposa Oficina de Control Presupuestario ideada por el president Bauzá, haga los deberes, el crecimiento será muy lento, a veces con tasas apenas significativas y se prolongará durante varios años. Por el camino hay que hacer serias reformas estructurales y mucho mejor si, de una vez por todas, se trabaja en serio para diversificar el modelo productivo.