Es hora de iniciar, sin dilación, un examen de conciencia sincero sobre la actual desventura de nuestra "querida España", de los males que nos aquejan, de los egoísmos cantonales personificados en esos "reinos de taifas" en que se han convertido las comunidades autónomas, para hacer un diagnóstico certero que nos indique las medicinas adecuadas a aplicar a la actual situación que vive España, antes de que sea demasiado tarde y empiecen a aflorar salvapatrias y populistas de medio pelo, que aprovechando la actual situación de descrédito de la llamada clase política, nos haga retroceder en el tiempo a la época de la Restauración y de la Dictadura de Primo de Rivera.

Sí, es la hora de los "rebeldes con causa" para defender las virtudes de la Transición, de la Constitución, de la Democracia, de los pactos (…), en definitiva es la hora de volver a creer en España como solución y no como problema, en la diversidad de los pueblos que la integran como síntoma de unidad y fortaleza y no como causa de división y debilidad.

Fernando García de Cortázar nos recuerda: "La democracia y el acceso del socialismo al poder, con Felipe González al frente, mostraron al mundo una España renovada y Europea, de vuelta al redil internacional por la puerta grande de la OTAN y la Unión Europea. El problema es que, en el camino, olvidamos que el progreso y la prosperidad son plantas muy frágiles, trabajosamente cultivadas, crecidas siempre en un ambiente vulnerable (…)".

Qué gran verdad la de García de Cortázar, al ver hoy que en esta segunda era del socialismo democrático liderado por Zapatero se ha propiciado que la planta frágil de la convivencia, la tolerancia, el progreso y el respeto mutuo se marchitase con políticas sectarias, con pactos de exclusión, con radicalidad ideológica y con el engaño a propios y extraños producto, si no de la mala fe sí de simple bisoñez política.

Hoy Machado repetiría las mismas palabras que ayer y que más o menos serían estas: "Habitamos en un país donde la izquierda vive pegada al pasado, donde la única historia cierta es la que ellos escriben e interpretan, donde hay que borrar todo recuerdo de personajes ilustres del pasado, salvo los suyos revestidos en muchas ocasiones de ética y moral que nunca tuvieron, donde defender el derecho a la vida, la familia, la unidad de España, con escrupuloso y sentido respecto a la diversidad de la nacionalidades y regiones que la integran, es sinónimo de facha".

Es necesario, es imprescindible, es exigible a todos nosotros esfuerzo y compromiso, para fortalecer las esencias vitales de nuestra debilitada democracia, si no queremos que esta termine en manos de los apocalípticos, de los salvapatrias o de los profetas de la nada. Es necesario recuperar la credibilidad en la justicia, hoy tan vapuleada y desprestigiada, al haber sido secuestrada por espurios intereses políticos y partidistas. Es necesario recuperar la estima por la educación, por su excelencia y por ser la única institución capaz de preparar a personas con criterio propio, con valores y con principios. Para ello hará falta esfuerzo, sacrificio, y mucho trabajo, de ahí que sea imprescindible unificar programas, que los maestros y profesores tengan incentivos y sean respetados, que los padres se impliquen en el proyecto educativo de los centros escolares, en definitiva recuperar la excelencia, la calidad y el trabajo bien hecho en el campo de la educación.

Es necesario, es imprescindible y es exigible a las formaciones políticas que sus dirigentes, sus Diputados, Senadores, Consejeros, Ministros, Alcaldes… sean gente preparada intelectual y profesionalmente, que tengan objetivos claros y que hagan de la transparencia y objetividad virtud. Para conseguirlo hará falta que se abandone la endogamia partidista, el amiguismo, trufado de baboseo y peloteo, como reivindicación a ocupar un cargo público y el chantaje mafioso que, en algunos casos, se práctica para mantener una determinada cuota de poder. Es necesario, es imprescindible que se modifique y se reforme la actual ley electoral. Es necesario, es imprescindible y es exigible, democratizar las estructuras internas de los partidos, para que la "participación" sea un hecho real y no una palabra vacía de contenido y sin transcendencia alguna.

Desgraciadamente hoy tenemos a demasiados "Tartufos", personaje de Moliere que encarnan la hipocresía, dedicados a la política. Hay demasiado engaño, demasiada traición, demasiada ambición sin límites en el seno de los partidos provocando, tal actitud, que la gente huya de la política y de los políticos hasta tal punto que hoy, se ha convertido, para la sociedad Española en el tercer problema en orden de preocupación.

A pesar de todo ello, soy optimista de cara al futuro, pues se positivamente, que seremos capaces de salir de este mal sueño, que tanto daño está causando a la ciudadanía, no sólo en el campo económico, sino también en el social, político, ético y moral y ello porque las políticas del "iluminado de la Moncloa", ya han comenzado la cuenta atrás y por tanto tienen fecha de caducidad en el 2012, o antes. Así son las cosas mi "querida España".

(*) Senador