La geometría de ZP, afilada como la de un galgo, es justa para atravesar estrechuras, a diferencia de la de Rajoy, con el aplomo de un bóvido. Después de la última doble finta del primero –pacto con PNV, cambio de Gobierno y condiciones reales para acabar legislatura–, muchos dudan si al final no se le escapará otra vez a Rajoy. No es fácil que lo logre, desde luego, pero el mero hecho de que se especule seriamente con la posibilidad ya puntúa en política, pues abre una nueva cuenta de crédito, aunque el saldo, de momento, sea pequeño. A la vista de ello, cabe dudar de que la estrategia de Rajoy de seguir rumiando a la puerta de su casa a la espera de ver pasar el cadáver de su enemigo sea acertada; y valorar si la capacidad de ZP para escapársele una y otra vez no tendrá que ver con la espesura bovina de Rajoy y su falta de colmillos para hincar el diente. Rajoy rumia, pero no depreda.