El ex gerente de la Empresa Funeraria Municipal de Palma, Óscar Collado, negó ante el juez que hubiera cometido irregularidad alguna mientras estuvo al frente de esta entidad, que tiene como objetivo atender los cementerios de la ciudad y todos los servicios inherentes a los mismos. Eso ocurrió hace algunos días, pero ayer se conocieron nuevos detalles del caso, según los cuales Collado habría vendido 26 tumbas a mitad de precio de lo estipulado, de las que se habrían beneficiado, directa o indirectamente, conocidos políticos del PP relacionados con Cort, desde el ex alcalde y senador Joan Fageda a Rafael Durán, ex concejal imputado en el Palma Arena, pasando por el todopoderoso e influyente José María Rodríguez, presidente del PP de Palma y principal instigador de la fracasada moción de censura contra la alcaldesa actual. ¿Infundios? Pese a que el principal implicado en el caso Funeraria lo niega todo, la investigación aporta datos que, aparentemente, ofrecen muy pocas dudas.

El ex gerente de la Funeraria se encuentra en libertad bajo fianza de cien mil euros por presuntos delitos de malversación de caudales públicos, cohecho, falsedad documental y fraude a la administración. Los fiscales le acusan de haber viajado gratis y a cuerpo de rey a costa del erario público, además del cobro de presuntas comisiones o de rebajas en las tarifas de las sepulturas según quién fuera el comprador. Tener una tumba en propiedad y mejor si no es una tumba cualquiera ha sido siempre un signo de distinción al que a veces es muy difícil acceder. Conseguirlo y, además a buen precio, es un favor impagable, lo que explicaría por qué la lista de beneficiados por las rebajas de Collado se centra en el entorno de las pasadas alcaldías o del PP. Es lo que en buen mallorquín se conoce como "tenir bo", una expresión tan expresiva como difícil de traducir en su sentido exacto.

Sin embargo, es este sentido exacto el que está investigando el juzgado de instrucción número 11 de Palma, donde se intenta averiguar por qué razón el senador Joan Fageda cuando era alcalde adquirió una sepultura cuyo arreglo fue pagado por la Funeraria, al mismo tiempo que vendía un nicho por un precio ( 600.000 de las antiguas pesetas) que era tres veces más el que cobró la empresa en una transacción posterior. Éste es un ejemplo del presunto modus operandi. Y otro, que destaca por la personalidad de quien puede estar implicado, es el de José María Rodríguez, que podría haber favorecido la compra de un cripta valorada en 25.000 euros para Francisca Durán, ya fallecida, que fue socia de la suegra de Rodríguez. Se podrá decir que esto es rizar mucho el rizo, pero lo que se investiga es por qué no costa en la empresa municipal ninguna factura o ingreso por esta venta.

La lista de posibles beneficiarios es bastante más larga. En realidad se trata de explicar un total de 26 ventas que deberían haber aportado más de medio millón de euros, pero de los que sólo constan ingresos por 245.000 euros, es decir menos de la mitad. Por lo que se intuye, la Funeraria era un buen negocio, que daba para viajar en primera, hospedarse en hoteles de lujo y para hacer favores a quiénes presublimente estaban en condiciones de poderlos devolver. Un negocio de lo más negro, a espaldas de la ciudad y de los ciudadanos.