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Irregularidades turísticas

Turismo ha puesto este verano multas de hasta 20.000 euros al alquiler ilegal

Aunque los propietarios que arriendan al margen de la ley se quejan de una "avalancha de sanciones", el Govern apenas ha impuesto 159 en lo que va de año, una multa por cada 200 apartamentos que incumplen la normativa - La Conselleria promete más contundencia la próxima temporada, cuando se regule la oferta hoy ilegal para permitir parte de ella

Turistas con maletas por el centro de Palma, una escena cada vez más habitual, con la proliferación de hoteles urbanos y el auge del alquiler turístico ilegal. guillem bosch

Ofrecen más de 120.000 camas a turistas de forma ilegal y se sienten perseguidos. Los propietarios de apartamentos turísticos aseguran estar sufriendo una “avalancha” de multas de hasta 40.000 euros. Se lo cuentan a Diario de Mallorca algunos particulares, aunque la cosa realmente no es para tanto, dicen los inspectores. De hecho, los técnicos encargados de combatir las irregularidades turísticas en la economía más turística del Mediterráneo, la de Balears, hablan de una realidad bien distinta. Nada de avalancha de sanciones. Presión mínima, dicen, con mimo y vaselina, una campaña de inspecciones limitada a dar respuesta a las denuncias contra el alquiler ilegal que les van llegando de vecinos molestos con los excesos de algunos viajeros veraniegos alojados irregularmente a lo AirBNB y de competidores hoteleros mosqueados con una oferta que les resta clientes sin pagar los impuestos que tocan y contraviniendo la ley. “No se ha hecho nada de oficio”, confirma un técnico de la Conselleria de Turismo, que alude de paso a la altísima carga de trabajo y responsabilidad que afrontan los quince profesionales de la inspección, lastrada además en su operatividad por un sistema anquilosado que hace que los expedientes sancionadores se demoren durante meses antes de ver la luz.

Lo reconocen en el equipo político del vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló (Més), en el que también niegan la persecución contra el alquiler ilegal. Cuentan que este verano y a la espera de que en unas semanas presenten una nueva normativa que autorizará gran parte del alquiler hoy prohibido, carecía de sentido ir a degüello a por propietarios que operaban irregularmente. Así que se han limitado a atender denuncias de terceros. Nada de inspeccionar de oficio. ¿Que hay entonces de esa avalancha de inspecciones de la que se le quejan a este diario algunos propietarios? Pues que no es tal, coinciden en afirmar los técnicos y los responsables políticos de Turismo. Aunque para evitar percepciones, mejor dar números. ¿Cuántas multas han puesto por alquiler ilegal? Pues en la Asociación de Apartamentos Turísticos de Balears, Aptur, hablan de cuatro por cada día de agosto. Si así fuera, habrían caído 240 multas en julio y agosto, una por cada 150 apartamentos ilegales, según el censo de oferta ilegal que ofrece la propia asociación de apartamentos turísticos, que cuenta con 180.000 plazas vacacionales, 126.000 de ellas operando fuera de la normativa actual.

Multas improbables

Pero es que ni siquiera se llegó a esa actividad inspectora. Lo confirman en la propia Conselleria de Turismo, que desnudan con transparencia y sin remilgos su trabajo de lucha contra la oferta ilegal: en lo que va de año, dicen, es decir, desde enero hasta el cierre de septiembre, ha habido 198 inspecciones en apartamentos y viviendas sospechosos de alojar ilegalmente a turistas, y de ellos apenas 159 acabaron en acta de infracción. 159 multas para los más de 30.000 apartamentos en edificios plurifamiliares que hoy se arriendan de forma prohibida a turistas. Dicho de otro modo, en las islas abarrotadas hasta el exceso, en gran medida por la proliferación del alquiler ilegal, Turismo ha multado este año a uno de cada 200 apartamentos irregulares.

Con lo que la probabilidad de ser cazado no mete mucho miedo. Quizá por ello este verano se vieron ofertas que habrían resultado temerarias de no ser por la ausencia de presión inspectora. Era y es el caso de aquellos edificios plurifamiliares y residenciales enteros, dedicados a albergar ilegalmente a turistas justo en la tipología de inmueble más claramente prohibida por la ley, y justo frente a las sedes de dos de los organismos encargados de perseguir la economía sumergida en las islas, la Agencia Tributaria de Illes Balears y su hermana mayor, la Agencia Tributaria Estatal. Lo leyeron en estas páginas este verano y, por cierto, ahí siguen ofertados en AirBNB esos edificios ilegales completos que operan ante las mismas narices de esa Hacienda que éramos todos hasta que la Abogacía del Estado excluyó de la obligación general a la infanta. Si se abre el foco y se aleja de los aledaños de las sedes de la Agencia Tributaria, aparecen cientos de ofertas ilegales más el centro de Palma (hay unas 400 ofertas en el casco antiguo de Palma, donde toda oferta es ilegal, al ser todo edificios plurifamiliares en espacio residencial). Y la ilegalidad se cuenta por millares si se observa el resto de las islas y el resto de webs que publicitan la oferta irregular.

Sanciones a agencias

Para ellas, para las webs y, sobre todo, para las agencias inmobiliarias que dan servicios turísticos sin estar registradas como negocio turístico, han sido de hecho las multas más severas. La regulación balear contempla sanciones de hasta 40.000 euros para quien alquile ilegalmente su vivienda a turistas, pero la realidad de este verano es que Turismo ha puesto multas de un máximo de 20.000 euros, con las que en el Govern han castigado a agencias que incumplen la normativa y no registraron su actividad turística.

Los propietarios también han recibido alguna sanción, siempre en casos en los que mediaba denuncia de la comunidad de vecinos o similares. Pero ni siquiera en esos extremos la sanción ha ido muy allá: según explica el presidente de Aptur, Juan Estarellas, la sanción más dura que han reportado su miles de asociados es de 6.000 euros. En el Govern y la inspección confirman la cuantía: 6.000 euros máximo. ¿Muchos? Pues no son una broma, pero tampoco un gran drama: si se atiende a los precios medios de AirBNB este verano pasado, la noche de apartamento turístico ilegal en Palma salía siempre por más de 100 euros, y en la mayoría de los casos por entre 170 y 250 euros, con lo que en un mes se recaudan esos 6.000 euros de multa. Queda el resto del verano para encima ganar dinero con una actividad hoy ilegal.

Así que la presión sancionadora no parece entrar dentro de la categoría de “avalancha”. Otra cosa será el verano que viene. Para entonces, si esta vez el conseller Barceló sí cumple los plazos que él mismo se marca, Balears tendrá en vigor una remozada normativa turística. Según la Conselleria, con la reforma permitirán que al menos 43.000 de las 120.000 plazas ilegales hoy activas en Balears pasen a la legalidad, siempre y cuando cumplan para ello unos requisitos mínimos de calidad y solvencia turística. También se pretende presionar a las propias webs que difunden la oferta sumergida, lucrándose de paso con ella. Para AirBNB y compañía, el Govern planea exigir lo mismo que en Cataluña: que solo se puedan exhibir como apartamentos de alquiler turístico aquellos que cuenten con un número de registro de actividad facilitado por el Govern balear y el ayuntamiento que en cada caso corresponda.

En 2017, fin de la tregua

Con esa legislación ya en marcha, y por tanto con la posibilidad de operar legalmente que ahora se le niega a todos los apartamentos de edificios plurifamiliares, la Conselleria de Turismo promete apretar duro a los infractores. ¿Cómo? Pues tampoco suena muy duro lo que planean: dicen que en la actualidad el problema no es tanto de falta de inspectores (aunque haya solo quince para controlar toda la actividad de unas islas que reciben doce millones de turistas al año) como de descoordinación entre los profesionales, y sobre todo, de falta de agilidad a la hora de tramitar expedientes sancionadores. Hoy tardan meses en sacar adelante una multa, por lo que la idea es que las sanciones corran más y con ellas cunda el miedo al ejemplo, a esa sanción máxima de 40.000 euros que este verano es poco mas que un unicornio mitológico, un castigo que solo habita en la ley y en la imaginación de quienes la formularon. “Ya no habrá excusa, el que no cumpla tendrá problemas graves”, abundan en el Govern, que el año que viene sí estará para hacer cumplir la ley. Dicen.

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