Lejos de lo que pretendía la izquierda, su baile celebrando la derogación de la denostada Ley de Símbolos significó un auténtico alivio para el Partido Popular. El bailoteo de los progresista acaparó las portadas de ayer y dejó en un "agradable" segundo plano su huida del Parlament ante la división del grupo parlamentario popular. Un 52% de los diputados estaban dispuestos a abstenerse para que la sociedad visualizara que hay "otro PP y se ha comprendido el mensaje de las urnas". Un 48% de los parlamentarios querían votar en contra. Entre estos últimos hay que englobar a varios que no están ni con los críticos ni con los oficialistas de Bauzá, pero pedían coherencia.
La fragmentación del PP es la misma que se vio en la batalla para sustituir al expresident del Govern. Lo que ocurre es que todavía no había llegado hasta los diputados del Parlament. Ahora, los populares están buscando fórmulas para parar la hemorragia de desavenencias. Ambos sectores tienen claro que lo del pasado martes no puede repetirse.
Con este objetivo quieren pactar entre ellos los temas capitales de gran calado ideológico que les puede presentar la izquierda en los próximos meses. Parlamentarios de ambas facciones consultados por este periódico aseguran que "la sangre no llegará al río" si consiguen acuerdos bien atados.
Los temas importantes a pactar será la modificación de la Ley de Función Pública para que el catalán vuelva a ser un requisito y no un mérito como aprobó Bauza. En esta cuestión se puede presentar una división similar a la de la Ley de Símbolos, ya que los del sector crítico a Bauzá se podrían plantear una abstención. De igual modo, la Ley de Homosexuales que prepara el Govern progresista también puede provocar roces. Para evitar las fricciones, y hasta que se resuelva la falta de liderazgo, se quiere fomentar la cultura del pacto. Nos podemos encontrar como el Govern libra una intensa disputa entre los tres partidos de la izquierda y, en el otro bando, el PP mantiene una contienda entre los dos sectores enfrentados para dilucidar su voto en la Cámara autonómica. Los populares consultados aseguraron ayer que los temas conflictivos se pactarán, incluso "por escrito si hace falta", para no repetir la imagen marchándose del Parlament.
Las generales y el congreso
El problema que atenaza al PP para poder centrar sus fuerzas en hacer una buena oposición es la situación de interinidad y falta de liderazgo fuerte. Los dos sectores en la contienda popular están velando armas para dos duras batallas. La primera es colocar a su candidato de cabeza de cartel a las elecciones generales. La segunda será la madre de las disputas para hacerse con el mando del partido en el congreso regional del año próximo. Una cita que puede alargarse a mediados de 2016 y ello puede seguir enquistando la animadversión entre los dos bandos.
Los críticos, sustentados por los alcaldes de la part forana, quieren colocar a Mateo Isern de número uno a las generales. Por su parte, los rodriguistas pactaron con José Ramón Bauzá antes de irse de que el candidato lo decidiría la junta de Palma. Es por ello que impulsan a Álvaro Gijón con la clara finalidad de evitar a Isern.
Barones populares indicaron ayer que, o bien Gijón e Isern llegan a un acuerdo, o la opción del PP de Balears serán una tercera vía con Miquel Ramis repitiendo. Un Ramis que ya ha dejado claro a sus allegados que si vuelve a ser candidato es porque no le queda otro remedio. El acuerdo entre Isern y Gijón, que en estos momentos se antoja imposible, pasa por enviar uno al Congreso y otro al Senado.
Esta será la primera prueba de fuego del presidente Miquel Vidal. En caso de no salir airoso y se recrudece el enfrentamiento, Madrid podría colocar a la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, encabezando la lista por Balears. Ello sería un duro golpe para el PP isleño, ya que consideran que es una persona que "hace 12 años que vive en Madrid y tampoco ha hecho mucho por Balears en el Gobierno". Las bases se rebelarían, aseguran fuentes populares, si colocan a Borrego. No obstante, el sector de Rodríguez y Bauzá podría llegar a aceptarla si ello sirve para evitar que Isern sea el candidato.
El congreso que debe elegir un nuevo líder será la otra gran batalla que deberán librar las dos facciones enfrentadas en el PP. Miquel Vidal intentará hacer de árbitro con una autoridad mermada por su condición de interino.
Los críticos quieren impulsar a Biel Company Biel Companycomo el nuevo líder, no obstante está siendo el blanco de las críticas internas por su claro desmarque de las políticas de Bauzá. Temen que ello le pueda pasar factura.
Por su parte, el sector oficialista de Bauzá y Rodríguez ya cuenta con gente trabajando. El exconseller Jaime Martínez es su máximo exponente. Se habla de que el próximo sábado este sector tiene una merienda con el propio José Ramón Bauzá para preparar la estrategia.
