El PP abandonó ayer la sala de plenos del Parlament para no tener que participar en la derogación de la Ley de Símbolos, una de las normativas más polémicas del Govern de José Ramón Bauzá. La división interna entre los populares respecto a si debían respaldar la Ley o abstenerse, rompiendo así con lo que supuso la gestión del PP en materias que provocaron una fuerte contestación social, provocó que forzaran la manera de justificar la marcha del pleno.

Para ello, tal y como había decidido el día anterior la Ejecutiva del partido, plantearon una enmienda 'in voce' al proyecto de ley de derogación para pedir que se consensuara una nueva normativa sobre símbolos. "Aceptamos su oferta de diálogo a partir de mañana, esperamos que esto sirva para que hoy voten la derogación de la Ley", fue la respuesta de la portavoz socialista Pilar Costa con el fin de dejar sin argumentos al PP. El popular Miquel Jerez, encargado de defender la postura del PP, reaccionó con rapidez y emplazó a los demás representantes del Pacto y a El Pi a que aceptaran el consenso. Ahí se acabó la ambigüedad. El mensaje común fue que se trataba de derogar una Ley "contra la libertad de expresión" y no una cuestión de defensa de símbolos.

Con este rechazo, los populares abandonaron el hemiciclo y la Ley fue derogada con los votos de los partidos del Pacto y de El Pi y la abstención de los dos diputados de Ciudadanos. Un fuerte aplauso de los diputados (salvo de los de Ciudadanos) y de representantes de sindicatos y entidades que protagonizaron la movilización contra la política lingüística y educativa del Govern del PP, que acudieron al Parlament para asistir a la votación, puso punto final al pleno y a una Ley con cuya derogación el Pacto simbolizó el cambio tras la derrota electoral de los populares en las pasadas elecciones autonómicas.

Fuera del Parlament esperaba un centenar de personas, la mayoría miembros de los partidos del Pacto, para "celebrar" la desaparición de la calificada como "ley mordaza" contra los lazos cuatribarrados y las camisetas verdes que simbolizaron la lucha contra la política de Bauzá. Xeremiers y un grupo de música les acompañaban mientras esperaban la salida de los diputados del Pacto que fueron recibidos con aplausos y cuyos principales representantes, incluyendo la presidenta Francina Armengol y los miembros de su Govern, se sumaron a los bailes.

Antes, durante el debate, los populares habían escuchado como los representantes del Pacto y de El Pi desgranaban sus acusaciones al Ejecutivo del PP, con palabras como "persecución ideológica" y "censura previa", y comparaciones del comportamiento de los populares en la pasada legislatura con los que caracterizan a regimenes autoritarios. "Hoy ha muerto un símbolo de la prepotencia e imposición del Govern de Bauzá", afirmó Armengol. El conseller de Presidencia, Marc Pons, tildó la Ley de Símbolos de "antidemocrática" y un atentado "contra la libertad ideológica y la libertad de expresión". Jerez no replicó a las duras acusaciones y basó su intervención en una defensa del "respeto" y la "protección" de los símbolos propios del Parlament.

Desde la bancada popular, en donde se sientan varios exconsellers de Bauzá, expresiones serias e intentos de abstraerse mirando los móviles. Baltasar Picornell, de Podemos, salió al atril con una camiseta verde y un lazo cuatribarrado que después entregó a la portavoz popular, Marga Prohens, quien, sorprendida, lo recogió con una sonrisa educada. Prohens, el día anterior, había defendido la abstención del PP.

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