El doctor Cristóbal Pizá, que fue uno de los socios mayoritarios de la Policlínica Miramar, se sentará el próximo mes de junio en el banquillo de los acusados para responder de un delito societario, ya que se le acusa de llevar una doble contabilidad en el centro médico. El teniente fiscal de Balears, Ladislao Roig, le reclama una sanción económica que cifra en seis millones de euros por dicho delito societario. Sin embargo, otro de sus antiguos socios, el doctor Pau Ramis, le reclama cuatro años de cárcel por el mismo delito, al considerarse perjudicado por la actuación del directivo del centro hospitalario de Palma. Ramis ejerce la acusación a través del letrado Fernando Mateas. El empresario, además, se enfrenta a otras acusaciones que encabezan otros accionistas de la clínica.

Según el escrito de la fiscalía, el doctor Pizá no actuó individualmente en este delito societario, sino que lo hizo junto al ya fallecido doctor Miquel Dalmau. Con su muerte desaparecieron todas las acusaciones que inicialmente se presentaban contra él. La fiscalía afirma que ambos eran accionistas mayoritarios de la sociedad Agrupación Médica Balears "Ameba". Pizá disponía de 64.975 acciones, mientras que Dalmau tenía 74.194. Esta sociedad era la que gestionaba y explotaba la Policlínica entre los años 1995 a 2005.

Por su condición de socios mayoritarios del centro, según la acusación, adjudicaron una serie de servicios a otra sociedad, denominada Consaba, de la que ambos eran también administradores solidarios. El escrito de acusación afirma que la sociedad Ameba sufragaba los gastos que generaban estos servicios de la clínica, mientras que la otra empresa de Pizá y Dalmau lo que hacía era cobrar los ingresos de estas actividades médicas. Estas operaciones, lógicamente, se ocultaban al resto de socios y, además, la clínica mantenía una doble contabilidad. En una de ellas se anotaba los datos oficiales económicos y en la otra se indicaban los ingresos opacos. La llamada caja B se ocultaba tanto a los otros socios como a Hacienda.

En cuanto a las cifras económicas, entre los años 1995 a 2005, la sociedad Consaba facturó 68.217 euros por el servicio de diálisis, 1.353.834 euros por las pruebas de TAC y otros 77.630 euros por densiometrías. Por otros conceptos también se llegaron a facturar un total de 2.866 .875 euros.

Otro de los servicios que generó más ingresos fue el departamento del laboratorio. Ameba confirió este servicio a la empresa de Pizá y Dalmau. Sin embargo, la sociedad Ameba era la que aportaba los medios materiales para realizar las analíticas. Por este servicio los dos socios lograron unos ingresos que superaron los cuatro millones de euros.