­Hace ya dos años que el Ayuntamiento de Calviá destina parte de sus recursos a una campaña de relaciones públicas con la que trata de lavar la imagen de Magaluf. Lo recordaban ayer en el gobierno municipal, en el que hablan de "cruzada en solitario" contra los prejuicios sobre una localidad en la que hay algo más que playa, alcohol, sexo y violencia.

Para demostrarlo y hacerlo saber, contrataron a la agencia de comunicación KBC, que en su primer año llegó a un total de 12,9 millones de británicos a través de periódicos, blogs y páginas web. En ellos aparecieron informaciones referidas, por ejemplo, a la oferta invernal de senderismo de Calvià, que poco tiene que ver con el senderismo organizado de bar en bar en excursiones como la del vídeo que desencadenó la tormenta sobre Magaluf. También les hablaron a los lectores británicos del cicloturismo que crece con fuerza en Calvià, de la pista de atletismo y de los hoteles de lujo que empieza a haber en una zona en plena reconversión.

El mensaje, según el ayuntamiento, tuvo un impacto que habría exigido desembolsar 470.000 euros en publicidad (dicen), pero que solo costó 10.000 euros con la estrategia de relaciones públicas. Tan bien fue la campaña que durante 2014 la están repitiendo. Aún no hay datos de su impacto, ni está claro si lo logrado se va a ver fagocitado por el ruido generado tras el episodio de las felaciones a cambio de copas, pero en los últimos meses publicaciones como Sunday People o The Independent han publicado reportajes en los que describen Calvià como puerta de entrada a la Tramuntana, y no como acceso principal al paraíso del desenfreno y el sexo fácil. "Incluso Magaluf ha tenido un cambio de look", tituló The Independent entonces. Esta semana, el mismo diario hablaba de "bacanal" y "libertinaje".