Menos destapes integrales y códigos huecos de buen gobierno y más pudor para no utilizar el coche oficial en desplazamientos particulares que paga el contribuyente. Y si se ha cometido un error, reconocerlo y pedir perdón de forma inmediata a la ciudadanía. Pero no, María Salom, la presidenta del Consell de Mallorca, prefirió ayer el camino contrario, acusar a la oposición de deslealtad en vez de entonar el mea culpa por las irregularidades de sus consellers desveladas por este diario. Es decir, perdonó el mal uso del patrimonio público y deploró la denuncia que lo dio a conocer.

Y todo eso ocurrió, precisamente, el mismo día que la institución presentó un nuevo capítulo de su plan de transparencia, esa prueba impagable de lo mucho que hay que trabajar para no hacer nada. Pero es que en esta ocasión la iniciativa toma directamente por tontos a los ciudadanos. El Consell publicará sus gastos, pero no dirá de forma concreta y detallada a qué corresponden cada una de las partidas. A las cantidades se les añadirá un concepto genérico sin más apartados ni desgloses. Los viajes particulares en coche oficial de los consellers Joan Rotger o Margalida Roig, por ejemplo, podrán llegar ahora hasta el infinito y más allá, de día o de noche cerrada, porque sólo se mostraran en la web de la institución que en tal fecha utilizaron el coche, sin más detalle sobre el trayecto. A eso María Salom le llama transparencia, mientras contrapone el gasto en coches oficiales durante su legislatura al que realizó el Pacto de Progreso para aparecer como una heroína de la austeridad. Mucho marketing.