Borja Rupérez se casó por todo lo alto en abril de 2007 en la catedral de León con la nieta de Antonio Vázquez, uno de los empresarios más conocidos de la ciudad. La detención de la pareja por el atraco a la viuda de Vázquez ha abierto una brecha en la familia. "Es un asunto familiar muy delicado. Sabemos que Borja entró en prisión, pero no sabemos si sigue ahí", explicaba ayer un miembro de la saga.

El patriarca, fallecido a finales de 2012 a los 91 años, logró un pequeño imperio casi desde la nada. En los años 40 fundó una exitosa factoría de motores y maquinaria agrícola con el que luego sería su cuñado, un alemán llegado a España con la Legión Cóndor. Ya en los 90 y de la mano de uno de sus hijos diversificó su actividad empresarial y entró en sectores como los medios de comunicación, la promoción urbanística, la restauración, la automoción y la hostelería.