Los sindicatos UGT y CC OO han desvelado por fin sus principales reivindicaciones para firmar el convenio colectivo que se aplica sobre el sector hotelero y el de restauración: que la subida salarial de los dos próximos años sea equivalente al aumento de los precios más un punto (es decir, en estos momentos estaría en torno a un 3%) y que la jornada laboral se reduzca a 35 horas semanales. La reacción de las patronales afectadas ha sido inmediata: echarse las manos a la cabeza y advertir de que esas pretensiones son totalmente inasumibles en plena crisis económica, pese a que ello suponga abrir la puerta al riesgo de la conflictividad laboral en plena temporada turística.

La reunión mantenida ayer entre ambas partes ha permitido que todos hayan puesto sus cartas sobre la mesa: la representación empresarial plantea un convenio de dos a tres años que vaya acompañado de una congelación salarial o de una subida máxima del 0,5% (tal y como se contempla en el acuerdo suscrito a nivel estatal entre sindicatos y CEOE) junto a medidas de mayor flexibilidad interna, mientras que UGT y CC OO reclaman un aumento del poder adquisitivo de los más de 90.000 asalariados vinculados a este convenio y una rebaja de su jornada laboral.

El secretario general de UGT-Hostelería, Antonio Copete, argumenta que el sector turístico es el único que se mantiene "ajeno" a la crisis económica, como lo demuestra, en su opinión, el que el pasado año las islas registraran un sustancial incremento en el número de visitantes, que cuantifica en un 12%. Además, Copete recuerda que las inversiones realizadas por el sector durante el pasado invierno para mejorar sus instalaciones ha sido "mínimas", y que el empleo creado apenas se ha apreciado, por lo que se pregunta "dónde han ido a parar los millones de euros que los empresarios ganaron durante 2011".

La respuesta de la gerente de la Federación Hotelera de Mallorca, Inmaculada de Benito, y de los presidentes de las asociaciones de Restauración de CAEB y PIMEM, Pilar Carbonell y Alfonso Robledo respectivamente, ha sido unánime: en la actual coyuntura resulta inasumible que se pretenda incrementar sustancialmente los salarios y que la mismo tiempo que reclame trabajar menos horas. Pese a ello, se reiteró la voluntad de buscar el acuerdo

Pero además, desde estas patronales se subraya el peligro que conlleva para la economía isleña la amenaza de conflictividad laboral en pleno verano. Sobre este último punto, Antonio Copete considera que va a depender exclusivamente de la parte empresarial el que se mantenga la paz social.