A Urdangarin no le hace gracia regalar un euro en impuestos. Queda patente en sus correos, en los que pide a sus asesores las mejores alternativas para tributar al mínimo por su mansión barcelonesa de Elisenda de Pinos. También busca opciones para no pagar en tres estados de EEUU. De hecho, gran parte de los quebraderos de cabeza del duque en lo que al fisco se refiere tienen que ver con EEUU y con la consultora que le lleva las gestiones, PriceWaterhouseCoopers, la que contrató a Matas para trabajar en Washington. Urdangarin acabó abonando en noviembre de 2011 tarde y mal (menos de lo que debía), hecho que le ha supuesto 12.500 dólares en multas e intereses de demora para el Gobierno Federal y los estados de Maryland, Nueva York y Washington D.C.. Resultado: desde noviembre, momento del estallido del escándalo de Nóos, Urdangarin negocia con un asesor de Nueva York "especialista en expatriados".