– Dicen que los mallorquines tenemos un carácter especial.

– No puedo hablar mal de los mallorquines, mi mujer es mallorquina (risas).

– ¿Hay alguna tradición o aspecto de los mallorquines que choque especialmente a los británicos?

– Eventos o fiestas quizás. Me han comentado que Sant Antoni es muy divertido, pero necesitas meterte bien en ello para entenderlo. Como en Brasil con los carnavales. Es una sorpresa para ellos, porque hay demonios en el fuego en una isla que normalmente es muy tranquila. De repente hay fuegos por la calle, y ruidos, fuegos artificiales… es fabuloso. Y en Gran Bretaña esto no lo conocen, sí conocen las fallas de Valencia y los San Fermines en Pamplona, pero aquí hay festividades como Sant Antoni que no conocen y les sorprende. También por ejemplo cuando llegan los Reyes Magos al puerto, eso es algo mágico para los niños y en Inglaterra no lo tenemos.

­– ¿Los ingleses que viven aquí se integran o viven entre los suyos?

– Yo paso mucho tiempo con las asociaciones que ayudan a los británicos, hay un montón de asociaciones que ayudan a la comunidad británica y también a la gente de aquí. Cada año, un británico organiza un torneo de golf que recauda más de 100.000 euros cada año y compra furgonetas para niños discapacitados. Vienen estrellas del golf a jugar y el dinero es para niños británicos y españoles. Y se trabaja mucho en eso. Y me gustaría trabajar más con estas cosas. Cuando llegué en 2006, con el president Matas, hubo un acto en el Castillo de Bellver con asociaciones de extranjeros que ayudan a su comunidad y había un total de 60 y casi 50 eran británicas. El resto eran de suecos, alemanes e italianos... Tenemos muchas asociaciones, como ESRA, Cáncer Research, Age Concerned… Esto es una buena contribución. Es una señal de que están integrados. No están fuera de todo, cerrados a los mallorquines. Están entre la comunidad.