Antes de la crisis, buena parte de los coches de segunda mano era adquirida por inmigrantes, un tipo de clientela que en este momento está prácticamente desaparecida, porque para empezar ya no encuentran financiación.

Ahora el coche de ocasión es demandado por la clase media isleña que se encuentra con un poder adquisitivo considerablemente menguado, según lamentan los representantes del sector.

Y otro factor que se destaca es que si antes una parte de la clientela acostumbraba a renovar su vehículo de segunda mano cada tres años, actualmente la mayoría optan por mantener el coche "mientras se aguanta en pie", afirma Miguel Miñano.

Y eso conlleva un envejecimiento de la flota de turismos isleña, según lamenta Amador Garcías, que destaca el escaso resultado que para el ahorro de carburantes se va a tener una reducción de velocidad si al mismo tiempo no se favorecer la puesta en circulación de coches más eficientes en el consumo de combustible.