El comercio de toda la vida sabe que la avalancha china acaba de empezar. Aunque no se quejan de eso. Es más se aprovechan de ello: "Había un proveedor catalán que abastecía a 400 comercios turísticos. Se fue porque eso lo atienden los chinos, que dan precios más baratos", resume José Tirado, que como su colega de la patronal Pimeco afirma que la guerra no es contra China, sino contra los comercios chinos que se saltan horarios y normativa laboral. "Sólo pedimos que cumplan la ley que cumplimos los demás. Y eso significa, por ejemplo, una jornada laboral a la altura del estado de bienestar que hemos construido aquí durante veinte años, no jornadas de sesenta o setenta horas a la semana".