El Logitravel Mallorca no pudo ganar a un Girona que se benefició del talento de Nacho Ordín y principalmente de una cantada arbitral a 18 segundos del final, cuando el Girona estaba en pista con 6 hombres y no quisieron señalar la pertinente técnica, una sanción que no dudaron en administrar por duplicado a un indignado Xavi Sastre.

Ahí estaba el partido, pues el Logitravel en plena remontada había llegado desde 10 abajo y con 73-75 tenía sus opciones. Ambos se jugaban poco y el error de bulto de la pareja y la connivencia de la mesa –esta temporada ya van dos– le han salido muy caras a Xavi Sastre.

El partido había sido muy entretenido, con un primer acto de superioridad de los ataques sobre las defensas que concluía con un marcador ajustado: 22-21.

El segundo cuarto, con las defensas más centradas, se frenó la sangría anotadora de ambos equipos. El Logitravel echaba en falta su mejor arma, el tiro exterior –con sólo uno de siete–, mientras que en el Girona Freimanis llevaba la voz cantante y el acierto de Ordín comenzaría a ser preocupante.

El base aragonés, mucho tiempo liberado como escolta, mandaba a su equipo al descanso con 6 puntos de ventaja gracias a un triple sobre la bocina (34-40).

El Girona saldría muy intenso en defensa y enchufado desde fuera tras el intermedio. Ordín, Freimanis y Pino meterían a su equipo hasta 13 puntos arriba a golpe de perímetro, aunque el Logitravel empezaba a responder con la misma arma.

Sastre supo cómo enjugar a Middleton en la pintura, pero de poco servía ante una batería entonada con un insultante 50 por ciento.

La apuesta por la defensa zonal del equipo naranja tuvo un efecto rápido con un 7-0; 57-61 y despertar de Bivià. El cuadro de Zan Tabak se encomendaba al talento de Ordín. La agresividad del Logitravel, con Whippy como principal exponente, permitía reducir la diferencia a la mínima expresión (71-73). Con 38 segundos por delante, el decorado no cambió sólo los guarismos, 73-75.

Tras un parón en el juego, el cuadro catalán salió a pista con 6 hombres y ni la mesa ni la pareja arbitral se dieron cuenta; quedaban 15 segundos. El despiste arbitral le costaba dos técnicas al entrenador mallorquín y dos tiros de una falta personal que permitieron a Ordín sellar el partido y engordar su tarjeta.