Cuando Miquel Julià se bajaba del coche poca alegría había debajo del casco. Tras unos minutos de descanso, lo primero que confesó fue que el podio fue "imposible, pero podríamos haber terminado cerca". Aunque había sido un duro golpe, Julià lo encajó con deportividad: "No pasa nada, esto siempre puede ocurrir en el mundo de las carreras".

El mallorquín no estaba contento con el fallo mecánico que le hundió la carrera. "Estaba rodando en el tercer sector cuando noté algo raro en el coche. Todo empezó a ir mal y decidí entrar para arreglar el problema cuanto antes", comentó el piloto de la escudería Villois Racing tras su actuación.

Julià también explicó que se sentía cómodo al volante de su bólido, que era muy rápido. "Estaba marcando mejores tiempos que muchos de mis rivales y eso me daba esperanzas de terminar cerca de las posiciones de podio."

Y eso que Julià se estrenaba este fin de semana con un Aston Martin tras cambiar de equipo. "No estaba acostumbrado a conducir este coche. Los balances de peso son diferentes y yo estoy más acostumbrado a llevar los Ferrari. Pero dado el poco tiempo que he tenido para habituarme, creo que mi ritmo era muy bueno."

Julià también habló del futuro. "Me gustaría quedarme en el Villois Racing si fuese posible, ya que es una escudería importante y tienen un gran coche, que aunque no me haya habituado del todo, es muy competitivo", explicó el piloto isleño.