La torpeza demostrada por un servidor al no ver que en el maletero estaba el cable de carga semirrápida me obligó a que la primera jornada fuera un auténtico fiasco. Pero los días siguientes nos iban a deparar momentos inolvidables a lo largo de cientos de kilómetros por el norte de España, tal y como muestran estas imágenes. Y sin contaminar lo más mínimo.