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De diosas feministas, parisinas sofisticadas y estrellas internacionales

La semana de la Alta Costura presenta en la capital francesa las creaciones más exclusivas y artesanales de las marcas de moda

La legión de modelos del desfile de costura de Chanel a las orillas del Sena.

La legión de modelos del desfile de costura de Chanel a las orillas del Sena. / FOTO CHANEL

Mayka Sánchez Pastor

Si el final de la semana de la moda de prêt-à-porter de mujer celebrada en París, a principios del mes de marzo, estuvo envuelto en un ambiente tenso en las calles, debido a la huelga de transportes que sacó a los piquetes y a la gendarmería a las calles -incluso cortando el tráfico en algunos aeropuertos-, cabría pensar en un escenario similar en la Ciudad de la Luz al inicio de la Alta Costura. Los disturbios que han azotado Francia los últimos días han impuesto estrictas medidas de seguridad y la prestigiosa firma Celine canceló su desfile masculino, previsto para la tarde noche del pasado domingo. En cambio, los de la haute couture han seguido adelante, mostrando el saber hacer de los artesanos y el esplendor de las propuestas más exclusivas de las enseñas para Otoño Invierno, un universo de lujo que se expande a las numerosas presentaciones de moda y accesorios (como Roger Vivier) y de alta joyería (Chanel, Bvlgari, Cartier, Chaumet…) que orbitan en torno a las pasarelas durante estas fechas.

Giorgio Armani junto a la top española Blanca Padilla y el resto de las modelos del desfile Armani Privé.

Giorgio Armani junto a la top española Blanca Padilla y el resto de las modelos del desfile Armani Privé. / FOTO ARMANI.

Así, el lunes Schiaparelli daba el pistoletazo de salida con su acostumbrada fantasía surrealista. El diseñador de la firma, el norteamericano Daniel Roseberry, jugaba con volúmenes inéditos, colosales, pinceladas y arte 3D de inspiración azteca (más su ya clásico toque ochentero) en creaciones lucidas por modelos como la top Irina Shayk. Entre las vips, Chiara Ferragni o la actriz de ‘Emily In Paris’ Philippine Leroy-Beaulieu, convertida en icono de estilo a sus 60 primaveras gracias a la serie de Netflix. Dior transformaba un espacio ya antes elegido por la maison de LVMH, el Museo Rodin, en una auténtica obra de arte. La directora creativa de las colecciones de mujer de la casa, María Grazia Chiuri, se asociaba con la artista Marta Roberti para cubrir las paredes de dibujos ancestrales, vegetación, animales salvajes… evocando el poder primitivo de la mujer, gran centro sobre el que gravita la moda de Chiuri desde que, en una declaración de intenciones, sacó a relucir en su primera pasarela con Dior la archifamosa camiseta con el lema “We should all be feminists” (Todos deberíamos ser feministas). La inspiración primitiva se traduce en diseños propios de diosas clásicas, muy pulidos en sus cortes, muy ricos en sus materiales: túnicas, capas, vestidos en seda con flecos, colores puros como el blanco o el beige, el plata o el oro, perlas que caen en degradé como símbolo de pureza, drapeados y plisados, sandalias... Todo evocaba a una de las máximas de Christian Dior, buscar una simplicidad aparente. Entre el público, amigas de Dior de la talla de Natalie Portman , la veterana Marisa Berenson, Beatrice Borromeo o la hija de Pablo de Grecia y Marie-Chantal, Olympia de Grecia.

La top española Blanca Padilla clausurando el show de Armani Privé

La top española Blanca Padilla clausurando el show de Armani Privé / FOTO ARMANI

Esta última fue la encargada de cerrar el show de Giambattista Valli, al que asistieron la cantante Camila Cabello o la socialité Olivia Palermo. La royal lo hizo ataviada con un espectacular modelo rosa, confeccionado con tules, que ejemplificaba el espíritu de la firma, romántico, exuberante, con mucha costura detrás (de hecho, la colección suponía un homenaje a la haute couture) y más que resultón para atraer los flashes en las alfombras rojas, donde el creador romano es tan reclamado. Y, desde su nueva y flamante sede en el Boulevard des Capucines, Valli brindó una moderna idea de estilismo, conjugar los trajes de noche más arrebatadores y opulentos con zapatos planos. 

El martes se presentó uno de los platos fuertes de esta semana, el Chanel de Virginie Viard. Saliendo de la localización escogida en las últimas citas, el palacio efímero -sustituto a su vez de la sede habitual de los shows de Chanel, el Grand Palais, en obras de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024-, Chanel se trasladó a las orillas del Sena, y con la Torre Eiffel de fondo, y parte de los adoquines pintados de rosa para la ocasión, exhibió poderío y chic parisino. Recibiendo a las directoras de revistas de moda y vips, unos puestos típicos de los que pueblan las orillas del río, cuajados de postales con ilustraciones, obsequio para los privilegiados asistentes, de musas de la firma. Abriendo el show, por cierto, una de ellas, Caroline de Maigret. Y en la primera disputada fila, la monegasca Carlota Casiraghi, Vanessa Paradis, la nietísima de Elvis Presley y excelente actriz Riley Keough, triunfando actualmente en la serie ‘Todos quieren a Daisy Jones’, o la oscarizada Lupita Nyong’o. El tweed es parte esencial (maravillosa la levita que llevaba la modelo que salió paseando un perro), cómo no, de la sofisticada colección, así como las organzas o la seda. Los vestidazos, como sucedía el día anterior en Valli, conjuntaban a la perfección con zapatos si no planos, sí de un tacón bastante llevadero, concretamente merceditas (aka por los modernos que tiran de anglicismos mary-janes). También hay en las propuestas rosa-Barbie: la intérprete que da vida a la muñeca en la venidera película homónima, Margot Robbie, es embajadora de la firma, que ha colaborado en el vestuario del filme. Y vestidos transparentes, un traje de novia con falda midi, blusas bohemias y faldas amplías. Una delicia que reinterpreta con éxito los clásicos que han hecho de Chanel un icono.

La oscarizada Natlie Portman en el show de Alta Costura de Dior.

La oscarizada Natlie Portman en el show de Alta Costura de Dior. / FOTO CORTESÍA DE DIOR

Y hablando de iconos (y de clásicos), vamos con el señor Giorgio Armani. Impermeable a las modas, la elegancia del legendario italiano se sublima en la línea de costura, Armani Privé. En esta ocasión bebe de la feminidad de la rosa roja. Carnal y misteriosa, no sólo presta su tonalidad a varios de los looks presentados (rojísimo es el vestido con el que la top model española Blanca Padilla clausura el espectáculo). Esta flor aparece labrada sobre los patrones negros de las piezas, en detalles brillantes en oro e incluso esculpidas en la espalda de un increíble vestido de noche. Porque hay mucho vestido, pero también pantalones fluidos, faldas largas y tejidos que arrojan radiantes destellos. Deslumbra también la estelar convocatoria. Sirva ésta de muestra para ilustrar la voluntad de las marcas (no sólo de moda) de combinar famosas de diferentes generaciones para captar la atención de clientas de cualquier edad (o bien futuras clientas). En este caso, también había mujeres oscarizadas, algo que, como hemos señalado antes, es recurrente en lo que, también, persiguen las firmas; Laura Dern, muy conocida por ‘Parque Jurásico’, o Emma Thompson, que acudió con su hija, Gaia Wise, ejemplificando así esa representación generacional. Sydney Sweeney, fichada por Armani Beauty, acudía como máximo exponente de la generación Z , gracias a series como ‘Euphoria’ o la primera temporada de ‘The White Lotus’. La actriz Kate Hudson o la modelo brasileña Alessandra Ambrosio contribuyeron asimismo a elevar el glamour.

Como siempre lo hace nuestra Nieves Álvarez, que con más de 30 años de carrera a sus espaldas sigue epatando cada vez que pasea como la gran musa del creador Stéphane Rolland, año tras año, temporada tras temporada. Esta vez el francés se inspiró en una noche en la ópera y, justamente, celebró la puesta de largo en la Ópera Garnier. El blanco y el negro dominaron las salidas de un show, como todo en la costura, espectacular y divino.