Encuentro en Madrid

Genoveva Casanova y el príncipe Federico, ¿una casualidad llena de intención?

El caso es que un paparazzi que suele rastrear la zona del parque de El Retiro en busca de caras conocidas, se cruzó con la pareja mientras paseaban por las inmediaciones y solo reconoció a Genoveva

El príncipe Federico y Genoveva Casanova.

El príncipe Federico y Genoveva Casanova. / ARCHIVO

Lorena Vázquez

Según la RAE, la casualidad es la “combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar”. La historia que nos ocupa está llena de casualidades. Algunas, eso sí, fácilmente evitables. Pero, vamos con los hechos. “Genoveva y Federico de Dinamarca juntos”, tituló la revista Lecturas en la gran exclusiva de esta semana. “El futuro rey la visitó en Madrid durmió en su apartamento”, rezaba el subtítulo. ¡Menuda bomba!

El pasado 25 de octubre, un miércoles cualquiera, el heredero al trono danés viajó solo a Madrid. Mary Donaldson se encontraba en Estados Unidos. Lo hizo de manera privada, sin escoltas y sin la pomposidad de la que podría haber gozado por su estatus. La verdadera razón de su viaje exprés a Madrid no se ha dado de manera oficial. Según la primera versión que conocimos y que nos ofreció la revista ‘Hola’, el príncipe deseaba visitar la exposición de Picasso del Museo Thyssen-Bornemisza y Genoveva Casanova fue la encargada de acompañarle, en sustitución de un amigo del heredero que había enfermado de Covid. ¿Casualidad?

El caso es que un paparazzi que suele rastrear la zona del parque de El Retiro en busca de caras conocidas, se cruzó con la pareja mientras paseaban por las inmediaciones y solo reconoció a Genoveva. ¿Casualidad? Rápidamente, se escondió para hacerle unas fotografías con su acompañante, del que desconocía su identidad, y cuando envió el material a su agencia y visionaron allí las fotografías, el príncipe fue descubierto. Federico de Dinamarca y la exmujer de Cayetano Martínez de Irujo, entraron en el domicilio de ella tras su paseo y allí se quedó esperando el paparazzi para poder tener más pruebas gráficas del encuentro de ambos VIPS. Dos fotógrafos más se sumaron a la guardia en cuanto en la agencia de noticias ‘G3’ fueron conscientes de la magnitud de la noticia. Tras permanecer dos horas en la residencia de Genoveva -un pisito de 150 metros cuadrados en el barrio de los Jerónimos de la capital- , la extraña pareja se dirigió a un conocidísimo restaurante llamado ‘El Corral de la Morería’, famoso por ofrecer espectáculos de flamenco. Sobre la 1 de la madrugada, tras disfrutar de la velada, regresaron de nuevo al domicilio de ella. Entraron juntos, sin esconderse, hasta la puerta les acompañaron dos miembros de seguridad de la embajada danesa. A la mañana siguiente, tras pernoctar unas horas, el heredero al trono danés salió del apartamento de su amiga y fue recogido por un coche y trasladado al aeropuerto de Barajas, donde cogió un vuelo para regresar a Copenhague. Todo ello fotografiado y publicado.

Vamos con otra casualidad. La publicación de dicho reportaje, el pasado martes, ha coincidido con la visita de Estado de los reyes Felipe y Letizia a Dinamarca. La Casa Real danesa, ese mismo día, ni confirmaba ni desmentía la información de ‘Lecturas’ y se limitaba a “enfatizar nuestro compromiso de respetar la privacidad de los miembros de la familia real, incluido el príncipe heredero”. Genoveva sí se mostró tajante a través de un contundente comunicado firmado por sus abogados para “dejar claro que nunca ha existido relación sentimental” entre ella y el príncipe e instaba a ‘Lecturas’ a publicar una rectificación urgentemente.

El caso es que a Genoveva Casanova, conocida en algún círculo malicioso como “Genoboba”, siempre la pillan los paparazzi. ¡Chica, qué mala suerte tienes! Casi nos ha costado un año tener imágenes de Paloma Cuevas, tu examiga, con el cantante Luis Miguel, tu exnovio, y a ti te pillaron con él a los cuatro días de relación. Mario Benedetti escribió esa maravillosa frase de “somos una casualidad llena de intención” y las Mamarazzis creemos que a esta historia le viene como anillo al dedo.