¿Qué partidos políticos se querellan a bulto contra jueces, fiscales y policías, acusándoles de torturar a sus angélicos militantes y negándose a reconocer su autoridad para juzgarles? En efecto, los radicales abertzales y el PP castellanobalear. Nuestro héroe Mio Cid Bauzá, el más español de los políticos mallorquines, se suelta la melena y emprende acciones penales contra la opresora Justicia española, la OTAN y el Fondo Monetario Internacional. Su cruzada contra la globalización lo consagra como líder antisistema, en un guiño al votante de la CNT.

De tunos a batasunos, los populares se echan al monte contra un Estado en el que ocupan la mitad de los cargos. Los titiriteros de Bauzá no aprendieron nada del 11-M. La derecha no se enfrenta a jueces y policías, cuerpos que encarnan el orden reclamado por sus votantes. La situación se complica en Mallorca, donde el PP se querella simultáneamente contra los políticos del PP perseguidos por corruptos, contra los perseguidores de los políticos del PP corruptos y contra el árbitro judicial.

La querella perfecta del PP castellanobalear suscitaría mi admiración si no se pagara con nuestros impuestos. En un curioso concepto de la austeridad, la derecha engorda a selectos bufetes de abogados con minutas inconfesadas. Admitamos que el dinero nunca ha sido problema para los conservadores, y sigamos con Mio Cid Bauzá. La mayoría de políticos incumplen su programa cuando llegan al poder, el candidato popular ha desmentido todas sus propuestas antes de que empiece la campaña.

En la frase más elegante pronunciada este año por un político balear, Jaume Font reclama "que no se preocupe por mí quien no lo ha hecho durante treinta meses". Voy a reenviar este mensaje del disidente del PP a 25 mujeres, cambiando "30 meses" por "30 años". Contradiciendo a Querellator Bauzá, el exalcalde de sa Pobla admite que la investigación del Plan Territorial era imprescindible para disipar las dudas en torno a su participación. Sobre los funcionarios encargados, "si no hubieran hecho su trabajo, yo seguiría en entredicho". Así habla un president, aprendices abstenerse. Lo cual no obsta para que haya jueces que trabajan más que otros, como demuestran los autos del Plan Territorial y de Can Domenge.

No nos detendremos en el bar palmesano donde departían Antonio Rami de Calvià y Guillem Ginard de Campos, ni en la óptica de General Riera donde ha empezado a trabajar Francesc Buils, vamos con las grandes cifras. Recuerden dónde leyeron primero –y segundo, y tercero, y enésimo– que era un absurdo pagar dos millones de euros anuales a un tenista mallorquín, a cambio de decir que era mallorquín. El contrato entre el Govern de Sant Francesc d´Antich y Rafael Nadal degradaba a ambas partes, por no precisar que fue sellado en tiempos de Miquel Nadal, qué miedo.

Con años de retraso, y después de que su seguro servidor recibiera los insultos de ordenanza, el Govern concluye que resulta insostenible el desembolso en un contrato público opaco. Entonces, ¿por qué era adecuado hace solo dos años?, ¿quién va a responder por las cantidades que el propio ejecutivo confiesa que ha malgastado? Las mentiras sucesivas de Joana Barceló sorprenden en una política tan acreditada, por descentrada que se halle últimamente. Cuando la sombría multinacional IMG amagó con prohibirnos hablar del "tenista mallorquín", no me quedó clara la alternativa, ¿ "el tenista camerunés Rafael Nadal"?

Durante el último mes sin ir más lejos, varias decenas de alemanes han comprado propiedades en la isla por valores superiores al medio millón de euros unidad. Entiendan por tanto mi estupor, al contemplar como un tal Utz Claassen de nacionalidad inconfundible se consagra como una celebridad, por invertir 200 mil miserables euros –un piso de protección oficial, mi sueldo semanal– para convertirse en accionista de referencia del Real Mallorca. Los nativos hemos saltado de la impasibilidad a dejarnos impresionar por cualquier cosa.

Leo deslumbrado el informe de los administradores del concurso de acreedores del Mallorca, el primero de su estilo en el que se citan las "afinidades electivas" de Goethe. Sin embargo, tiene trampa o, si lo quieren más suave, un Deus ex Machina que ha de resolver milagrosamente el desastre económico. Lejos de mi ánimo desmentir al Miquel Roca Junyent con quien he compartido confidencias, pero cómo puede valorarse en más de 50 millones la plaza en Primera del club que un alemán casi se compra con 200 mil euros, un club que cuesta menos que la cantidad abonada al bufete en cuestión por su informe. Admiren el patriotismo implícito en la conclusión de que el Mallorca "dispone de patrimonio suficiente para atender sus deudas (manteniendo la hipótesis de que permanezca en Primera)". Es decir, se sustenta un hecho en una hipótesis, no cabe mayor fragilidad. ¿Por cierto, saben cuánto se cobra por vender un solar público a mitad de precio? Seis millones de euros, un cinco por ciento para el intermediario.

El pasado mes de diciembre, esta página lanzaba textualmente, con la energía del querellante Mio Cid Bauzá, "una propuesta revolucionaria para el Lluís Sitjar, su reconversión en un campo de fútbol. No se trataría de rehabilitar esas ruinas mayas como un estadio cualquiera, sino como el recinto donde podría jugar sus partidos el Real Mallorca. La adaptación innovadora resolvería el problema de la desolación ártica de Son Moix, suprimiría la distancia sideral al público que impone la pista de atletismo, adecuaría el aforo a la asistencia a los encuentros del equipo bermellón y animaría la vida comercial del entorno. En el Lluís Sitjar, el Mallorca encontraría un siglo después un estadio a su altura". Supongo que esta cita deja claro dónde ha copiado la directiva mallorquinista su iniciativa de retornar al anciano estadio.

Reflexión dominical enredada: "Internet es la forma más rápida de perder el tiempo".